Familia Real
El colegio de Canadá donde Don Juan Carlos mandó al Rey Felipe para «hacerse un hombre»
Su padre quería separarlo de Doña Sofía «para que fuera independiente», según Sabino Fernández Campo
LaPrincesa de Asturias cumplirá 16 años el próximo mes de octubre y no lo celebrará en familia como hasta ahora, sino en el internado galés que los Reyes han elegido para que continúe su formación académica. Estos estudios serán el equivalente a los dos años de bachillerato que cursaría en su colegio Santa María de los Rosales. La heredera se incorporará al UWC Atlantic College en agosto. Un centro educativo ubicado en el castillo St. Donat’s y cuya dirección presume de formar futuros líderes. A pesar de su aparente condición elitista, las pruebas de acceso son duras y una de las características que señalan desde la organización que engloba Colegio del Mundo Unido es el apartado que se refiere a las becas. Berta Fraguas, responsable del proceso de selección y directora general en España, aseguraba a los medios que el 85 por ciento de los alumnos españoles están becados total o parcialmente. No es el caso de la Princesa Leonor, ya que los Reyes costearán personalmente los 76.500 euros que cuestan los estudios.
Esta sería más o menos la agenda académica y personal de la heredera que a grandes rasgos no varía con el programa académico que se preparó para el Rey Felipe a su edad. Sin embargo, Leonor no tendrá asignaturas extraordinarias como sí las tuvo su padre que, además del plan oficial del colegio Lakefield, tenía clases complementarias de Historia y Literatura española que no se impartían en el centro. Las materias que se eligieron para él fueron inglés, matemáticas, cálculo, álgebra, francés y física. El curso escolar ascendía a 11.300 dólares canadienses, algo más de 6.000 euros y los estudiantes solo podían disponer de 8.385 pesetas mensuales (50,51 euros). A diferencia del internado galés, con una capacidad de más de mil estudiantes, el centro canadiense contaba con doscientos.
Hijo preferido de la Reina
La decisión de enviarle a Canadá durante un año fue consensuada entre Don Juan Carlos, el marqués de Mondéjar y, sobre todo, por el general Sabino Fernández Campo. Era una manera de cambiar algunos hábitos familiares de los que disfrutaba como hijo preferido y consentido de la Reina Sofía. Los consejos de Fernández Campo para que saliera fuera de España fueron importantes y así lo reconocía muchos años después cuando le preguntaban por la influencia que tuvo para que el Rey Juan Carlos tomara en consideración sus consejos. «Era una manera de que fuera independiente y aprendiera a solucionar problemas cotidianos. Resumiendo que “se hiciera un hombre”».
El periodista Julián Lago escribía en su columna de la revista «Tiempo» que «la Reina habría preferido tenerlo más cerca para continuar con su protección maternal. El padre rey fue implacable, “no hay discusión, se va y se va. Esta demasiado mimado”». Una semana antes de que comenzara el curso, el 5 de septiembre de 1984, el heredero aparecía en el aeropuerto de Barajas acompañado de sus padres y las infantas. Vestido con chaqueta y corbata explicaba que había sufrido un percance en Marivent y debía llevar durante ocho semanas la pierna derecha escayolada. Como era habitual, Don Juan Carlos hizo un chascarrillo: «A ver si entra con mejor pie en el colegio».
En presencia de la prensa
Eran otros tiempos, también para la prensa que participaba a pie de escalerilla de un DC-8 de las Fuerzas Armadas de la nueva aventura de Don Felipe y de la despedida familiar. Otra diferencia que habrá entre el desplazamiento de Leonor a su colegio galés y el de su padre a Canadá será la puesta en escena con la prensa como testigo. Si se mantiene la línea actual, la Princesa lo hará sin presencia de los medios, en línea regular y seguramente acompañada solo de la Reina Letizia y de los escoltas correspondientes.
Como era de esperar, Doña Sofía no quiso romper en aquel momento el cordón afectivo y viajó con su hijo, primero hasta Toronto. donde hicieron turismo. El fotógrafo oficial de Casa Real, así como gráficos de otros medios, tuvieron acceso a esos desplazamientos, igual que fueron testigos del primer día de clase. El Príncipe estaba acompañado de José Antonio Alcina, ayudante de campo y de un escolta. Nada más. Durante los nueve meses que duró el curso, Don Felipe no hizo ningún viaje a España salvo en Navidad. Cuando llegaban vacaciones permanecía en el internado o como invitado en casa de su compañero de cuarto Chistopher Dennis con quien sigue manteniendo una buena amistad. Como ha contado Felipe VI en alguna ocasión: «Mis años más felices fueron en el colegio Santa María de los Rosales. Lakefield fue duro, pero hice grandes amigos». La Princesa tiene por delante un curso completo. Dentro de seis meses vivirá una experiencia parecida a la de su padre pero en un mundo más complicado.
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