Política

Iker Jiménez busca a los espíritus de Paquirri y Pedro Carrasco, porfa

Iker Jiménez
Iker JiménezLa Razón

Dice Iker Jiménez que “habría que investigar si es cierto que el espíritu de Paquirri sigue en Cantora”. Si está, lo ideal sería que ejerciera como negociador para que la eterna guerra entre su viuda y su hijo Paquirrín termine de una vez, aunque esto no lo haya solicitado aún Pablo Iglesias en su campaña electoral ni haya culpado aún a Díaz Ayuso del conflicto. Así, el espíritu del torero al fin descansaría en paz. También podría aclararnos Iker si la Pantoja quiere vender la finca porque no soporta que el espíritu de su marido arme un poltergeist de pelotas cada vez que la oye cantar “Hazme tuya una vez más” o “Ven a mí otra vez”, que está hartito de decirle, como El Guerra, que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, y que aunque a ella se le enamore el alma, él ya no está para esos trotes carnales. Más difícil para Iker sería dar con el espíritu de Pedro Carrasco, ahora tan necesario para apaciguar la guerra que se avecina entre Rociíto y su ex Antonio David, pues Rocío Jurado dejó tres fincas: “Yerbabuena”, “El Administrador” y “Los Naranjos”. El periodista tendría que colaborar con un experto en la predilección de los fantasmas a la hora de elegir finca para aparecerse, o sea, un agente inmobiliario paranormal, pero merece la pena el esfuerzo: nadie mejor que un espíritu boxeador para mediar entre la Carrasco y el ex guardia civil.

Cada espíritu se comunica como mejor sabe o puede. El de Sandra Domecq habla con sus hijas, las Osborne, a través del ordenador, el móvil y las farolas de las gasolineras, según le han contado ellas mismas a Pablo Motos. Ahí tiene Jiménez otro fenómeno paranormal de mucho fuste. No sé si la ex de Bertín, fallecida en 2004, le ha estado comiendo el coco por Spotify al cantante para que se separe de Fabiola, algo que ya se veía venir

desde que él se puso a cantar “Yo debí enamorarme de tu madre”, que suena a indirecta, pero bien podría suceder que, desde el Más Allá, Sandra termine aconsejando a sus hijas que se dejen de fantasmadas y formen un cuarteto, que ahí está el futuro. Las Osborne suene bien.