Docuserie
Rocío Carrasco: “Antonio David sabía que los niños son su seguro de vida”
En el cuarto y quinto capítulo, la hija de Rocío Jurado cuenta cómo fue el proceso de divorcio de Antonio David Flores
El cuarto capítulo de Rocío. Contar la verdad para seguir viva, “Muera el amor”, comienza en Chipiona, en el año 1999. “Ese verano Antonio David se alía con un fotógrafo, Pablo González. Su cometido era que cualquier hombre que se me acercara, se le hicieran fotos para venderlas”, cuenta Rocío Carrasco. “Pablo se llevaba el 30% y él se llevaba el 70% de todo el material que sacaran mío. Ese verano es donde empieza el vapuleo mediático. Él empieza a construir esa historia y la forma de demostrar que he sido mala madre es sacar a la luz que le soy infiel”. Pero Carrasco deja claro que “nunca le fui infiel, jamás en la vida. Si lo hubiera hecho no habría sido infiel porque no tenía ya una relación marital”.
Además, Rocío cuenta cómo conoció a su actual pareja, Fidel Albiac, cuando por entonces era novio de una de sus amigas, Rocío Mestre: “Ese verano aparece Fidel. Yo estaba en la puerta de casa de mi madre comiendo pipas y en pareo rosa, descalza, viendo pasar a la gente. De alguna manera sabía que era para mi”. “Mientras Fidel estuvo con Rocío Mestre no pasó absolutamente nada. Nos llamábamos y quedábamos, pero siempre delante de ella. A mí me volvía loca, gustar es muy poco, pero yo era consciente de que él estaba saliendo con una persona y yo no le iba a hacer a nadie lo que me habían hecho a mi”, confiesa.
La hija de Rocío Jurado cuenta cómo fue el proceso de divorcio de Antonio David Flores: “Cuando se lo digo a mis padres, esta persona empieza a llorar de manera desconsolada y a gritar que no lo quiero, que lo he usado y que se ha aburrido de mí. Mi padre me dijo: Hazlo, pero no ahora porque te va a hacer la vida imposible”. Mientras que la familia del ex guardia civil se lo tomó de una manera muy distinta: “Ni yo ni la noticia fuimos bien recibidos en esa casa”.
Otro de los episodios más duros de este cuarto capítulo: “José Parra era un amigo de la pandilla. Vino a Madrid, quedamos, tomamos café, vino a casa y por la noche se fue a dormir a casa de otra chica. Cuando me voy a dormir, a Antonio David, no sé quién, le dicen que alguien está conmigo en mi casa. Apareció gritando en mi casa preguntando dónde estaba... Ahí ocurre un hecho... Yo bajo las escaleras, en el segundo peldaño había una estatua que era una réplica del monumento de mi madre en Chipiona”, sigue. “En ese momento él me empujó y me di con la estatua y la mano de la estatua se llegó a romper. Esa escena termina diciéndole que no sé qué está buscando y sin entender nada. Él se va con sus cuñados”.
“Mi madre temía a Antonio David como al demonio”
Tras presentar ante el juez las medidas provisionales de su separación al no haber llegado a una acuerdo, “me busqué una casa y este ser se quedó en casa de mi madre, haciendo la convivencia horrorosa. Él jugaba con que sabía que mi madre no iba a hacer público nada. Ella no tenía la valentía de decirle que se fuera. No lo adoraba. Le temía como al demonio”, asegura Rocío Carrasco.
En cuanto a su separación, “yo pretendía que mi separación fuese de respeto mutuo, de implicación absoluta en esos dos niños (Rocío y David), aunque yo no tenía ni quería tener nada con esa persona”. “Cometo el error de no presentar la demanda de separación en ese momento, se adelanta y la presenta él, pero la que se quiere separar soy yo”, aclara Carrasco. “Él pide la custodia de los niños y la manutención. Ha hecho negocio de todo desde el primer día. Él sabía que los niños son su seguro de vida”.
Además, Rocío Carrasco asegura que “estaba encantada con los niños”, refiriéndose a José Fernando y Gloria Camila, los hijos de Rocío Jurado y Ortega Cano.
Tras la separación de Antonio David Flores comenzó el verdadero infierno de la hija de Rocío Jurado. Por primera vez él se sentó en un plató de televisión para hablar de su matrimonio, y en ‘Tómbola’ contó las infidelidades que ella había cometido mientras estaban casados. Así es como comienza el quinto capítulo de Rocío. Contar la verdad para seguir viva.
Rocío Carrasco relata cómo vivió el trágico accidente de coche con Fidel Albiac, momento en el que rompe a llorar: “Un coche tomó la curva e invadió el sentido contrario. Fidel dio un volantazo pero no pudo enderezar el volante. Me llevaron al 12 de octubre en helicóptero y a Fidel en ambulancia. Me indujeron al coma dos semanas porque tenía un traumatismo craneoencefálico y una vértebra destrozada”. “Se pensaban que yo me iba a morir, si no no tiene ninguno cojones a sacarlo del hospital. Le culpan a él del accidente, eso no se hace”, relata la hija de Rocío Jurado cómo trató su familia a Fidel Albiac en estos momentos tan críticos en el hospital y asegura que le echan también de su casa, “ninguno tenía derecho a hacerlo porque era mi casa”. “Esta persona, cuando ocurre el accidente, Pablo González le dice que tarde lo máximo posible en ir al hospital porque él tenía en marcha unas fotografías de él llorando por el accidente, que las tenía prácticamente vendidas... con esto quiero decir que esto también le sirvió para hacer caja y también la hizo”, relata Carrasco refiriéndose a Antonio David.
Tras el accidente “Fidel y yo vivíamos mucha presión mediática, pero de una forma insostenible. En esos fines de semana pasa de todo y Antonio David siempre iba con mucha prensa. La verdad es que muchas veces, los niños se quedaban en casa de José María Franco y él se iba. Él llevaba la prensa para la foto de él con los niños”.
Del miedo al terror
Posteriormente Antonio David fue despedido de la inmobiliaria e insinúa que fue por culpa de Rocío Carrasco, pero esta presenta un informe de la inmobiliaria que explica por qué se le echa de la sociedad: ha desatendido sus funciones en la empresa. Es en ese momento en el que a Rocío le atribuyen la guardia y custodia de los hijos. “Debe pagar 140,000 pesetas mensuales para su manutención. Eso es lo que dice la sentencia de separación de primera instancia. A él no le dan nada de lo que pretende. Su reacción es que hay una mano negra, otra vez. Él recurre y del miedo paso al terror porque entra en juego un personaje llamado Emilio Rodríguez Menéndez”.
“Todo el que estaba a mi lado desaparece, el único que no desaparece es Fidel”, sentencia Carrasco. Es entonces cuando Antonio David carga contra ella y su pareja, acusando a Albiac de narcotráfico. “Él lo hace porque tiene la puñetera certeza de que era mentira. Siempre ha sido un puto cobarde, que se ha amparado en mentiras y personas que ha puesto delante para que dijeran lo que él quería decir. Siempre ha sido un cobarde”.
Rocío recuerda la entrevista que Rocío Jurado concedió en Argentina donde dijo que Antonio David le daba maltrato a su hija. “Ella pensó que estaba en un corte de publicidad”. Antonio David demandó y le pidió mil millones de peseta: “Tanto que dice que la quería, mi madre se murió pensando que tendría que pagar. Se murió con esa pena. No supo que Antonio David perdió esa demanda”.
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