Crónica

La otra guerra que ya está aquí: mucha caña a la reina de las cañas

La presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
La presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz AyusoRodrigo JiménezAgencia EFE

Ante lo que está sucediendo en Ceuta y Melilla y la búsqueda desesperada de disculpas, al Gobierno y sus socios solo les falta acusar a Díaz Ayuso (todavía están a tiempo) de provocar el efecto llamada por su política de cañas y berberechos. Al parecer, la cerveza y las tapas excitan sobremanera a los subsaharianos. Como si no tuviéramos bastante con las guerras de la Pantoja y Rociíto, llega la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, y le dice a Almeida: «Estoy aquí para defender a Sánchez de cada patada que le deis». Delegada con VAR y táctica Simeone: pocas mercedes y mucha caña a la reina de las cañas. Acabará en «Sálvame». Hay más en la ofensiva: en primera línea está González Laya, que acusa a Madrid de que los turistas británicos no vengan «porque su media (la media de contagios, no la de Isabel) coloca a España en su semáforo rojo». No importa: con su habilidad diplomática ha conseguido aumentar considerablemente las visitas a Ceuta y Melilla. Más arietes: María Jesús Montero cañonea con la armonización fiscal, Carmen Calvo arroja aceite hirviendo («Madrid es el reino de la desigualdad») y Mónica García, la anestesista, que no es del Gobierno pero como si lo fuera, ametralla sin cloroformizar: «El éxito de Ayuso ha sido aprovechar la fatiga pandémica; el suyo es un desgobierno que es pan para hoy y hambre para mañana». Y no podía faltar Él, que profetiza el resultado de la batalla: «Quiero decir con rotundidad que la izquierda volverá a Madrid». O sea, «volveré», como anunció el general MacArthur frente a las costas filipinas quizá soñando a Isabel Preysler. Inevitable que a Díaz Ayuso se le ponga cara de Agustina de Aragón. Para emplear bien el cañón debería inspirarse en la guerra de Gila y llamar directamente a la Moncloa: «Oiga, ¿es el enemigo? ¿Van a avanzar mañana? ¿A las siete? A esa hora estamos todos desayunando chocolate con churros en San Ginés. ¿No pueden avanzar después de las cañas y los berberechos? Si vienen muchos no sé si MAR tendrá balas para todos…».

Ya, no es el Arte de la Guerra de Sun Tzu, pero a lo mejor a Iván le entra la risa floja y da cuartelillo.