Moda

Adolfo Domínguez: «Consumir no nos hace más felices»

El por fin reconocido Premio Nacional de Moda es el hombre que cambió el armario de los españoles en los años 80 y 90 reconocido

Adolfo Domínguez / Foto: Gonzalo Pérez
Adolfo Domínguez / Foto: Gonzalo Pérezlarazon

El por fin reconocido Premio Nacional de Moda es el hombre que cambió el armario de los españoles en los años 80 y 90 reconocido.

Los premios son caprichosos. Quizá por eso Adolfo Domínguez se enteró de su Nacional de Moda en un autobús camino a Plasencia, donde iba a recibir el galardón Por Eye por su novela «Juan Griego»: «Yo soy de los que cojo autobús y tren. Ahora hay mucha presión por el transporte común, pero lo llevo haciendo toda mi vida. Son comodísimos». El gran creador está desde hace un año embarcado en la presentación de un proyecto literario que le va a llevar incluso a cruzar el charco. No le gusta quejarse, pero tendría todo el derecho, ya que su premio ha tardado. Pero por fin se hizo justicia.

–¿Sentía que le debían esta distinción?

Nací en un ambiente en el que nadie te debía nada, eso es posterior. Ahora parece que nacemos con muchos derechos, pero yo siempre he tenido la sensación de que lo que tengo son deberes. Si no, no hay forma de organizarse como sociedad.

–Se le ha concedido por «su trayectoria profesional y su significación en la historia contemporánea de la moda de España». ¿Cómo ha cambiado ese mundo?

–No tiene nada que ver, la situación de España ha cambiado. Yo me crié en un pueblo de Galicia, en un país cerrado, y vi cómo tras el Plan de Estabilización del año 59, la gente en lugar de emigrar a América empezó a hacerlo a Europa. Y el país continuó abriéndose. Cuando comencé pagábamos aranceles del 60% por el lino. Luego entramos en el Mercado Común y fueron bajando. Nos convertimos en una economía abierta y eso obligó a organizarnos de otra manera. Ahora todo ha vuelto a cambiar con la llegada de internet, un invento más importante que el de la imprenta. Y hemos sido capaces de asimilarlo todo.

–La moda ahora habla de materiales sostenibles, reciclaje... ¿Se siente un pionero?

–Sí, en el caso del ecologismo y la sostenibilidad fui uno de los primeros, desde los 80. Siempre creí que era lo más importantes. Somos mucha gente en una sociedad de consumo que no puede durar. Es brutal el nivel de consumo que existe y esto no puede sostenerse. Consumir no nos hace más felices, es la educación la que lo hace. Tenemos que evolucionar a una sociedad de conocimiento, eso es la sostenibildiad.

–¿Siente que ha sido el hombre que ha introducido la moda en los armarios de nuestro país?

–Lo que sí es cierto es que cuando empezamos no había nada. Existían nombres de alta costura, pero no de «prêt-à-porter». Somos posiblemente el más importante. Además, nacimos en los 80, un momento de creatividad brutal. Allí se forjó el ADN de la marca y ahora mis hijas se han vuelto a enraizar en ese ADN y lo están reinterpretando a nuestro tiempo.

–¿A la moda se la trata con la suficiente importancia?

No pertenezco a la cultura de la queja. Cada uno tiene que hacer sus cosas, los que hacen tomates deben preocuparse de eso, y los que hacen ropa, igual, sin más complicaciones. Nadie nos debe nada. Tú no vendes nada que la gente no necesite y hay que hacerlo lo mejor que puedas.

La situación política también será importante para una empresa como la suya.

–Y en la vida individual, que no vivimos en una nube. Te rodea la ciudad y la vida de la polis es la política. En un sitio donde los políticos se equivocan, la vida es desafortunada y difícil.

–Ha comentado que quiere estar activo y que la jubilación es un concepto antiguo.

–Creo que el ser humano se realiza haciendo cosas, no solo en el ocio. A lo mejor no es tan importante pasarnos los últimos 20 años de nuestra vida ociosos, el trabajo es un lugar donde te relacionas. Es obvio que envejeces, aunque yo pienso que se debe jubilar quien quiera, hay sitio para todos. Entiendo la vida como estudio y esfuerzo, ese sí que es un reto de nuestra sociedad, el organizar la educación. La gente educada consumen menos, porque leemos mucho. Leer es barato y sostenible. Esa élite educada debe ser cada vez mayor, va en el signo de los tiempos.

Le acaban de reconocer con el Por Eye por su libro «Juan Griego». ¿Cómo se introduce en este campo?

Yo escribo desde los 14 años, primero fue un diario y luego pasé a mirar por las ventanas. Y así llegué a esta novela. Es importante, y no lo digo yo, lo dicen otros. Me he dedicado toda mi vida a vender productos en los que creo. Escribir es más abstracto que la costura y mi deseo era hacer una obra que valiera la pena.

–Se ha pasado media existencia vistiendo a la sociedad y ahora escribe, que dicen que es como desnudarse.

–Sí, es un striptease durísimo. Nos desnudamos y enseñamos lo que llevamos dentro, pero es que al final con la literatura se entiende más al ser humano, es el arte más hondo. Quitamos la cáscara y nos quedamos con la esencia. El ser humano es sobre todo cerebro, que es lo que nos distingue de los animales.

¿Y por qué decidió a lanzarse a ese campo?

–Quería vestirme acorde a como me sentía bien. Renové la moda y las fibras que se usaban. Empleé el lino que cultivaba mi abuela, con eso hacíamos de todo, hasta toallas y sábanas. Era una forma de vestir más distendida que ahora ha llegado incluso a los barrios más formales de Madrid. Solo falta ver a los políticos que se visten de manera más relajada para conectar más, que se quitan incluso la corbata.

–¿Y cómo ve eso de eliminarla?

–Las cosas no son eternas, aunque eso no quiere decir que la corbata en ciertos momentos no sea impecable. Pero hoy vamos en deportivas a todas partes, es un hecho. Y en esos comienzos estuvimos ahí. Ahí se hizo la marca.