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El pacto secreto de Trump y Carlos III para no deportar a Harry
El presidente y el rey tienen contacto permanente y concluyen que conviene más un duque lejos de la Corona
La prensa británica ha desvelado la verdadera razón por la que Donald Trump ya no se plantea expulsar al príncipe Harry y a su esposa Meghan Markle de Estados Unidos. El presidente norteamericano declaró la semana pasada que no estaba en sus planes ordenar la deportación del duque de Sussex, a pesar de su estricta política migratoria, y, sobre todo, de haberlo sugerido hace un tiempo cuando el menor de los hijos de Carlos III había reconocido en su autobiografía «Spare» haber consumido drogas en su juventud. «No quiero hacer eso», confesó Trump al «New York Post». «Lo dejaré en paz. Ya tiene suficientes problemas con su esposa. Ella es terrible», matizó.
No se trata de la primera vez que Trump critica a Markle, quien cayó en desgracia para el presidente después de que la exactriz mostrara su apoyo abiertamente a Joe Biden y calificara al republicano de «misógino». Trump no ha tenido ningún problema en confesar que «no es fan» de la duquesa y que «Harry está dominado».
Aunque pudiera parecer que el «ataque» del republicano a la duquesa de Sussex está detrás de su decisión de no deportar al matrimonio, no es así. No es que ya se haya «vengado». La realidad es que la estrecha relación que mantiene el presidente con el rey Carlos III, según «The Sun», sería la verdadera razón por la que habría desestimado la orden de deportación.
Donald Trump es consciente del sufrimiento que esto causaría a la Familia Real británica y, por lo tanto, por «respeto», no quiere tomar ninguna medida. «Tenerlo de vuelta en el Reino Unido es en realidad más difícil que tenerlo retenido en Estados Unidos», destacó una fuente cercana al presidente al mencionado diario. Carlos III y Trump tienen mucho en común y forjaron un vínculo estrecho, e inesperado, durante el primer mandato del norteamericano, durante el cual viajó al Reino Unido en una visita de Estado en 2019.
Según «Daily Mail», el monarca británico mantiene comunicación regular con el presidente de Estados Unidos e incluso intercambia correspondencia frecuente tanto con él como con su esposa, Melania. Envió a Trump un mensaje de apoyo después de sobrevivir a un intento de asesinato en septiembre del año pasado, además de una felicitación un día antes de su toma de posesión el pasado 20 de enero. Pendiente del rey estuvo Trump cuando Carlos reveló su diagnóstico de cáncer, a principios de 2024. «El rey Carlos tiene cáncer. Es un hombre maravilloso al que conocí bien durante mi Presidencia, y todos rezamos para que se recupere pronto y por completo», escribió concretamente en su plataforma Truth Social.
Diferentes puntos de vista
Trump y Carlos III se han reunido en varias ocasiones y siempre ha trascendido lo bien que se llevan pese a mantener muy distintos puntos de vista en cuestiones mundiales, como el cambio climático.
En 2019, Carlos y Camila posaron con el matrimonio Trump tras tomar el té en Clarence House. «El presidente dijo que había sido un placer reunirse con el rey», dijo al «Daily Mail» una fuente conocedora de lo ocurrido en aquella reunión. Sin embargo, mientras Trump se enorgullece de decir que él era el «presidente favorito» de Isabel II («tuve una gran relación con la reina. Ella me quería y yo le gustaba»), los biógrafos reales afirman que a la soberana el político le desagradaba.
Los aires de grandeza de Andrés de Inglaterra
El próximo 18 de febrero sale a la luz «Yes Ma’am: The Secret Life of Royal Servants» («Sí, señora: La vida secreta de los sirvientes reales»), escrito por el experto real y periodista Tom Quinn, quien detalla relatos de algunos sirvientes reales a lo largo de los años. Así, cuenta cómo Andrés de Inglaterra era «mandón» y tendía a «actuar como un clásico matón escolar» con el personal, lo que el autor justifica debido a las frustraciones porque nunca se convertiría en rey ya que no era el primogénito. Cuenta Quinn que el duque de York, de 64 años, siempre ha sido muy particular en cuanto al aspecto y la vestimenta de su personal. Según el escrito, varios exsirvientes recordaron que el hermano más polémico de Carlos III (quien se decía era el hijo favorito de la difunta reina Isabel II) insistió en destituir a un miembro del personal porque no le gustaba un lunar que tenía en la cara. En otra ocasión, organizó la destitución de un miembro del personal porque llevaba una corbata de naylon. «Si le agradaba un miembro de su personal, podía ser muy leal y comprensivo, pero no podía resistirse a ser imperioso, mandón y de mal carácter si algo salía mal o no se hacía exactamente como a él le gustaba», señala el experto.