Depende de Trump

Ghislaine Maxwell y el indulto que sacude los cimientos del poder

La socialité británica, caída en desgracia por el caso Epstein, cumple condena en una prisión de Florida

Ghislaine Maxwell
Ghislaine MaxwellRick BajornasAgencia AP

En el ajedrez político de Donald Trump las piezas nunca se mueven por azar. Esta semana, mientras el presidente estadounidense se preparaba para volar a Escocia y reunirse junto a Ursula von der Leyen –con parada programada en uno de sus clubes de golf–, una bomba informativa volvió a estallar: el posible indulto a Ghislaine Maxwell, la única condenada con vida del escándalo Epstein. Y como si el pasado no fuera ya lo suficientemente incómodo, el futuro podría volverse aún más explosivo. Maxwell, la heredera británica, socialité caída en desgracia y cómplice directa del pederasta Jeffrey Epstein , cumple 20 años en una prisión federal de Florida. Fue la única figura relevante del caso que enfrentó una sentencia real. Su silencio, hasta ahora, ha sido la sombra que cubre a una larga lista de nombres poderosos, algunos aún por confirmar, otros demasiado conocidos. Que Trump, en este contexto, deje la puerta abierta a un posible perdón no es solo un movimiento legal; es un mensaje en clave.

«Estoy autorizado a perdonarla, pero no lo he pensado», dijo el presidente ante los medios. Como quien deja caer una frase sin importancia mientras sube a un avión. Pero nada en la política de Trump es casual. Y si bien aseguró que «no es momento de hablar de perdones», lo cierto es que sus palabras dejaron más dudas que certezas.

Archivos del caso Epstein

Según reveló «The Wall Street Journal», Trump fue informado en mayo de que su nombre aparece varias veces en los archivos del caso Epstein. Una «sesión informativa de rutina» dirigida por la fiscal general Pam Bondi y su adjunto Todd Blanche habría puesto sobre la mesa los rumores no verificados que vinculan al mandatario con el magnate caído. Trump, por supuesto, lo negó. Pero la historia sigue sumando capas: Blanche viajó personalmente a la prisión de Tallahassee para entrevistarse con Maxwell durante dos días en una visita tan extensa como inusual.

Jeffrey Epstein y Ghislane Maxwell
Jeffrey Epstein y Ghislane MaxwellJohn MinchilloAgencia AP

La pregunta que muchos se hacen es simple: ¿por qué ahora? ¿Por qué acercarse a Maxwell justo cuando el clima político se crispa y Trump, envuelto en múltiples frentes judiciales, prepara su maquinaria electoral de cara a 2026? La respuesta, quizá, está en lo no dicho. En la lista de clientes, en las relaciones ocultas, en las fiestas en las que ahora nadie recuerda haber estado.

Mientras tanto, las reacciones no se han hecho esperar. Elon Musk, otrora aliado del trumpismo, ha retado públicamente al presidente a desclasificar los archivos de Epstein: «Debería publicar los documentos y señalar qué parte es un bulo», escribió. Su desafío ha encendido aún más a las bases del movimiento MAGA, ya de por sí molestas por la aparente marcha atrás de Trump en su promesa de transparencia. En este juego de sombras y silencios, Ghislaine Maxwell –presa olvidada pero todavía peligrosa– se convierte en una figura de poder inesperado. ¿Qué sabe? ¿A quién podría arrastrar consigo si hablara? ¿Y qué busca Trump realmente con este amago de perdón? El caso Epstein vuelve al centro del tablero. Y, como siempre, cuando el nombre de Trump aparece junto a él, la política se convierte en un thriller donde la realidad, una vez más, supera la ficción.