Opinión
El diario de Amilibia: "Cariño, he encogido a los niños"
El Apolo de la Moncloa ha achicado la guardería infantil nacional para situarla en una selva microscópica donde nos enfrentamos a peligros desconocidos
Gritan «España no se vende» y yo recuerdo a mi director en «Pueblo», Emilio Romero, cuando decía irónicamente, sonriendo: «Yo no me vendo, me alquilo». Mi buena amiga Cristina L. Schlichting, tan animosa, escribe en este periódico que «España es mucha España». Pues no sé yo, Cristina, si España está vendida o alquilada, pero me temo que ya es una Españita que mira cual polluelo angustiado a la gallina clueca europea a ver si con un poco de suerte la UE pone un huevo a nuestro favor (un par de huevos sería demasiado pedir). Estamos ante la demostración en vivo y en directo de otro de los superpoderes del Apolo de la Moncloa: su poderío reductor. Puede lanzar rayos (pactos) para menguar y fragmentar todo lo que quiera. Todo excepto a Puchi, convertido en emperador de los Països Catalans, y a Ortuzar, nuevo recolector de nueces mientras el fugado agita el nogal.
Como en «Cariño, he encogido a los niños», película de 1989, ha achicado la guardería infantil nacional para situarla en una selva microscópica donde nos enfrentamos a peligros desconocidos. Nos ha convertido en diminutos seres a los que un pobre gusano les parece ahora un monstruo invencible. Somos pitufos y pitufas en el nuevo circo al que ya no le crecen los enanos: el Gran Domador de la Moncloa ha dejado el circo hecho un cristo (Ángel) y a las bárbaras metamorfoseadas en pitufinas. Y digo bien pitufos, porque el poderío de Él es tal que hasta ha transformado en casi azules a rojos de toda la vida, que suman sus voces a las protestas de los peperos. Ahí están, cabreados, Leguina, Felipe, Guerra, Redondo Terreros, Corcuera, Rodríguez Ibarra…También el barón castellano-manchego. Pero este Page es más bien paje.
¿España o Españita, Cristina?
✕
Accede a tu cuenta para comentar