«El humor es más poderoso que los escraches»

Profesión: humorista. Nació: en 1943, en Cuenca. Por qué está aquí: por su libro «La crisis en Orejilla del Sordete» (Espasa), escrito con Doña Rogelia.

–¿La crisis en Orejilla del Sordete es como en España o...?

–Se parece mucho a la de España. Allí, Doña Rogelia busca soluciones donde no las hay, como los economistas.

–¿A quién habría que tirarle de la orejilla?

–A la Merkel. Y en España habría que cortar orejas y rabos.

–¿Y quiénes se hacen los sordetes?

–Los mismos que deberían quedarse sin orejas y rabos.

–No sé qué propone Doña Rogelia para salir de la crisis...

–Reírse de ella para que, ridiculizada, escape de nuestras vidas. Doña Rogelia tiene tácticas para sobrevivir, pero vivir es otra cosa.

–¿Se parece a Angela Merkel?

–Tienen en común el mercado común, que por cierto ya no es común, sino excepcional por lo caro. ¡Hay que ver cómo está el mercado!

–¿Qué propondría el león Rodolfo para salir de la crisis?

–Está el pobre tan asustado que no da crédito, como los bancos.

–¿Y el pato Nikol?

–Nadar y guardar la ropa. Dice que Rajoy parece un pato, porque sale de todos los charcos sin mojarse.

–¿Y Daisy, la adolescente deslenguada?

–Propone un escrache en el que se tire salchichas a la Merkel. Un horror.

–¿No le tienta cambiar sus muñecos por otros llamados Bárcenas, Pujol, Pepe Blanco, Urdangarín...?

–Ja, ja, ja. Imposible: ellos son los ventrílocuos y nosotros los muñecos.

–Sampedro decía: «Cuanto mayor me hago, más rebelde me siento».

–Yo también, pero no me caso con nadie porque luego hay que divorciarse.

–La Pasionaria murió católica. ¿Usted palmará escéptica o...?

–He decidido ser eterna en la tierra y en el cielo.

–¿Qué tipo de escrache haría usted ante los políticos?

–Mejor que escraches, yo llevaría a Doña Rogelia al Congreso para que les hiciera las preguntas pertinentes y las impertinentes.

–El humor, dicen, es el gran enemigo del poder.

–El humor es más poderoso y letal que cualquier escrache.

–«La imaginación consuela a los hombres de lo que no son. El humor los consuela de lo que son» (Churchill).