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"En la escena del beso no pude defenderme de él"

Brigitte Fassbaender, que acaba de cumplir 80 años, junto a Domingo en el montaje de «Werther» de 1978. La mezzo asegura que el cantante trató de que sucumbiera a sus pretensiones. Foto: Bayerische Staatsoper
Brigitte Fassbaender, que acaba de cumplir 80 años, junto a Domingo en el montaje de «Werther» de 1978. La mezzo asegura que el cantante trató de que sucumbiera a sus pretensiones. Foto: Bayerische Staatsoperlarazon

La mezzo Brigitte Fassbaender revela en sus memorias que se resistió a las pretensiones de Plácido Domingo cuando ella estaba casada

«Plácido Domingo fue un mujeriego incansable y coqueteaba con cualquier mujer que se le ponía por delante haciendo uso de todo tipo de insinuaciones». Son palabras de la legendaria mezzosoprano alemana Brigitte Fassbaender, quien no titubea al referirse en sus memorias al tenor español con quien compartió escenario en varias ocasiones. Su testimonio devuelve a la actualidad la polémica sobre el presunto acoso sexual denunciado por un grupo de mujeres, con la diferencia que ella escribió su libro antes de que se hicieran públicas las actuales incriminaciones, fechadas en el mes de agosto, y que, según la cantante de ópera, el tenor nunca llegó a consumar sus intenciones con ella. «Mis continuas negativas durante los ensayos debieron ser para él bastante agotadoras y más si se tiene en cuenta que es un hombre acostumbrado a tener éxito en todos los sentidos», continúa la mezzosoprano en su libro «No salgas del asombro», recientemente publicado en Alemania y que se presentará oficialmente el 25 de noviembre. Más en concreto, Fassbaender se refiere a los ensayos que compartió con Domingo en el Teatro Nacional de Múnich en 1978 durante la representación del «Werther» de Jules Massenet. A pesar de que la artista trató siempre de mantener la distancia en los ensayos, asegura que el tenor se aprovechó de ella en el escenario durante la escena del beso. «No pude defenderme del él durante la actuación». Asimismo, recuerda una cena con el resto de cantantes en la que se mantuvo cordial pero distante del tenor y en la que «tras llevarlo de regreso a su hotel, lo dejé salir y me fui lo antes que pude». Por aquel entonces, Fassbaender se enamoró del director Kurt Horres, que nunca se aprovechó de esa situación. «El siempre se mantuvo en un lugar discreto y noble porque acordamos que tenía que ser un esposo fiel», escribe. Es clara al revelar que años después de separarse tras siete años de unión, se sintió atraída por una mujer, Jennifer Selby, quien se convirtió en su máximo apoyo.Fassbaender no guarda buen recuerdo de Domingo, ni siquiera en el aspecto profesional. Tras la publicación de sus memorias, un periodista del periódico «Die Zeit» le preguntó el porqué de su retiro tan temprano, a la edad de 55 años, si Plácido Domingo tiene 78 y todavía canta. La mezzosoprano contestó firme: «Domingo parece no tener nada más que hacer en la vida. Es triste ver cómo uno de los mejores tenores del mundo se convierte en un barítono de tercera categoría. Incluso como estudiante, siempre soñé con retirarme en la cima de mi carrera porque no quería verme envejecer en el escenario».

Las memorias de Fassbaender han traído de vuelta las acusaciones que recaen sobre Domingo a la prensa alemana. En todos los casos para aludir al triste final de una gloriosa carrera artística. No sale tampoco bien parado el director de orquesta George Solti, de quien asegura que «el suyo era un caso flagrante de abuso de poder». O de James Levine, fulminantemente apartado del Metropolitan como director honorífico tras las denuncias por abuso sexual: «Todos sabíamos que sentía debilidad por los chicos jóvenes. Era un secreto a voces».

Fassbaender, uno de los Octavian (personaje masculino interpretado por una mezzo de la ópera «El caballero de la rosa», de Strauss) más recordados de la lírica, lleva una vida tranquila, retirada del mundanal ruido mediático, que ahora se ha destapado al conocerse los comentarios de la artista sobre el cantante español. Su tiempo lo ocupan la dirección artística y de escena. Fue su padre, Willi Domgraf Fassbaender quien supo ver que en su voz había un auténtico potencial. La niña cantaba a escondidas, y cuando su progenitor la escuchó asegura que se sintió atrapado por ella.