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La crónica de Mariñas: Bigote Arrocet reaparece convertido en personaje

Bigote Arrocet
Bigote ArrocetlarazonGtresonline

Edmundo «Bigote» Arrocet y sus cosas, otra vez en primer plano de la actualidad. Nadie podíamos imaginarlo ni en la peor pesadilla. Suma y sigue. Insiste Bigote sin nada nuevo que ofrecernos. Pero esto ya huele y apesta. Necesitado de ingresos, reaparece en plan personaje y vuelve a la carga por todo lo alto, aunque posiblemente lo disipe Bigote y sus añoranzas revividas, que ahora desvela casi añorando su espléndida época, nada menos que seis provechosos y muy rentables seis años, con María Teresa. Ella toca madera y procura mirar a otro lado ya que todavía es imposible superar la faena que le hizo. La marcó de por vida. Pasamos –al menos hasta ahora– una rentré tranquila, calmada o casi plácida. Aún añorando –¡ay!– la vacación no hay angustia ni tensiones, esto parece jauja. Puede ser un simple espejismo nada que ver con la realidad, o eso temo, posiblemente menos optimista y más demoledora. Esta es la imagen que dan, la que recibimos, sufrimos y casi también aplaudimos o censuramos. Habrá que esperar impacientemente para ver cómo acaba todo. Cabe ponerse en lo mejor, tampoco dramaticemos que no es para eso. Vivámoslo con ligereza y despreocupación, tampoco nos va la vida en ello. Dejemos que el tiempo actúe, resuelva y no inventemos fantasmas donde no los hay. Seguramente luego nos reiremos, no conviene inquietarse ante lo solamente imaginado en delirio post vacacional, algo que en la vida corriente no supondrá inquietud ni tampoco nos quita ni el sueño. Dejémoslo en momentánea exaltación resultado del calor. No le demos importancia porque no la tiene y sigamos tranquilos iniciando el otoño-invierno sin que estas elucubraciones nos desvelen o intranquilicen. Impongamos calma y serenidad, que ellas nos orienten y eviten el desmadre. Cuidemos esta parece que solo aparente «calma chicha» y durmamos tranquilos y felices como ahora hace Doña Letizia al conocer que los medios internacionales ven en ella a una «mujer con estilo y el glamour de una Reina». Y nosotros sin saberlo, estamos buenos.