Recuerdos

Mis últimas conversaciones con Jaime Ostos

Así le recuerda, la hija de la mejor amiga del diestro fallecido

Jaime Ostos, en una imagen de archivo
Jaime Ostos, en una imagen de archivoCipriano PastranoLa Razón

Jaime Ostos Carmonamás conocido como “Corazón de León” fue uno de los más importantes toreros de España y del mundo. Nació el 8 de abril de 1931 y fue el único matador de toros de su familia. Era fiel admirador de Juan Belmonte, otro gran torero que se dice fue responsable de transformar el arte taurino.

Falleció este 8 de enero mientras disfrutaba unas vacaciones en compañía de mi familia en Bogotá. Su muerte fue repentina, de un infarto. Jaime se encontraba junto a su esposa de hace cuatro décadas, María de los Ángeles Grajal por la que manifestaba que era el amor de su vida.

Jaime Ostos, rodeado de amor en su último viaje a Colombia
Jaime Ostos, rodeado de amor en su último viaje a ColombiaPaloma BarrientosLa Razón

Los esperamos en nuestra casa de Cartagena de Indias el 30 de diciembre y desde entonces pasamos unas vacaciones inolvidables de muchas risas y bailes hasta el día de su partida.

Por mi parte, le cogí un cariño especial pues aunque no soy fanática del mundo de los toros, admiro su valentía y lucha ya que durante su carrera recibió 25 cornadas. Era muy afectuoso conmigo y en el poco tiempo que compartimos, me narró muchas anécdotas de su vida.

Jaime Ostos, rodeado de amigos y seres queridos en Nochevieja
Jaime Ostos, rodeado de amigos y seres queridos en NocheviejaPaloma BarrientosLa Razón

Lo primero que expresó Jaime al saludarme fue “me siento en mi casa es igual a estar en Cádiz” asimismo me contó que “la primera vez que toreé en Cartagena fue en 1956 en la Plaza de Toros La Serrezuela”, este monumento hoy en día hace parte de un Centro Comercial de lujo en la Ciudad Amurallada.

Se emocionaba con cualquier tema, tenía la ilusión de un joven y el tiempo no parecía afectarle su ánimo, sus ganas de contar anécdotas y su amor por la vida. Bailaba, corría y hasta quería subir las maletas por las escaleras. Tenía un tono de voz alto. Yo le bromeaba y le decía que para que necesitaba el bastón si ni lo usaba pues hace unos meses se contagió de Covid y estuvo hospitalizado un buen período, por lo tanto le habrían quedado secuelas, por tal razón traía una muleta.

Decía que su abuelo había vivido hasta los 107 años y su padre hasta los 103, por eso tenía la esperanza de vivir muchos años más y de chiste afirmaba “yo seré el viudo de María Ángeles”. Desde ya festejaba su cumpleaños 91 que se celebraría en abril.

Mari Ángeles Grajal y Jaime Ostos en una imagen de archivo
Mari Ángeles Grajal y Jaime Ostos en una imagen de archivoGtres

Todos los días de su vida desayunó lo mismo: tostadas con aceite de oliva y ajo acompañado de café con leche, ese menú nunca lo cambió. Además, nunca probó el alcohol ni el cigarro.

Al desayunar uno de esos días, observábamos el patio interno de la casa, cuya arquitectura es colonial del siglo XVII, cuando de repente me pregunta “¿Tú sabes cuánto vale esa palmera que ves ahí?” Y muy atenta y risueña, le pido que me explique. “Esa palmera tiene de entre 200 a 300 años y vale lo que tú no te imaginas, mira cómo se mueve de modo que no se parte porque adentro tiene un mecanismo de flexibilidad similar al de los edificios”, respondió.

Le pregunto que porqué la curiosidad hacia las palmeras y me cuenta que en su juventud estuvo un mes completo en un Safari en África donde compartió con uno de los hermanos de Kennedy al igual que con miembros de la realeza española. Ya que recordemos que el matador fue un boom en los años 60 y 70 no solo en España sino en el mundo entero.

A Maria Ángeles se le notaba en su rostro que seguía muy enamorada de Jaime a pesar de la diferencia de edades, ella me decía que una de las claves para el éxito en un matrimonio es que “haya admiración y respeto hacia el otro, pero sobretodo admiración”.

Por su parte, él expresaba que su esposa era un “bombón” cuando estaba más joven pero que aún sigue siendo igual de guapísima. Ambos se conocieron cuando un amigo le habría presentado a la entonces suegra de María Ángeles (ella tenía un año de casada) pero para sorpresa de todos, Jaime puso la mirada en María Ángeles y poco tiempo después ella decide divorciarse para formar una relación estable con el torero.

Otra noche, mientras todos cenábamos, a Jaime le dio por hablar de arte y literatura. En medio de la conversación, confesó haber sido muy amigo del escritor Ernest Hemingway, asimismo, compartió momentos con Pablo Picasso y éste le dedicó varias obras. Con su teléfono, me mostró una de esas obras, era un toro dibujado en una servilleta con dedicatoria “a Jaime”

Además de haber sido torero, en sus últimos años pintaba óleos no solo basados en la tauromaquia sino incluso en paisajes y demás escenas de la naturaleza. Me había prometido hacerme un cuadro pequeño de un jardín con flores...

Sin duda fue un hombre muy interesante, de grandes cualidades que tocó el corazón de muchos. Para los que compartimos con él en sus últimos días, nos quedan los mejores recuerdos.