Sonrisa
¿Qué tienen en común la Princesa Leonor y Cristiano Ronaldo?
Dos rostros muy famosos que comparten una sonrisa peculiar: ambos presentan la ausencia de los caninos (colmillos) superiores
“Se trata de un problema que afecta a casi un 3% de la población sin distinción de género”, explica el Dr. Alberto Vericat, cirujano oral y Director de Vericat Implantología Inmediata, “que consiste en la ausencia de una o varias piezas dentales de manera definitiva en la edad adulta. En ocasiones la causa es la falta genética de la pieza, y en otras la retención del diente sin que llegue a erupcionar. En el primer caso, se habla de Agenesia Dental.” Una patología que a priori no tiene más que repercusiones estéticas, pero que a posteriori puede conllevar problemas funcionales más serios y que afectan no solo a la sonrisa, sino también a la capacidad de masticar y a hablar.
“Su origen, alega el experto, es de carácter hereditario y en su aparición en nada afectan los factores externos, es la genética la que manda.”
La Princesa de Asturias y Cristiano Ronaldo sufren el mismo tipo de ausencia dental: a ambos les faltan los dos colmillos superiores, que es una de las más comunes y evidentes. De hecho, en cuanto Leonor sonrió en público el pasado verano sin mascarilla, fueron muchos los ojos que detectaron que la futura reina carecía de caninos superiores. De lo de Cristiano casi nadie se acuerda porque el futbolista se ha sometido a todo tipo de retoques estéticos para mejorar su imagen. No hay más que comparar las fotografías de cuando empezaba a despuntar en el terreno de juego y las actuales, retoques entre los que destacamos corregir su sonrisa allá cuando corría el año 2005. Quizás a la Princesa le debemos la naturalidad de lucir su déficit sin complejos y poner de manifiesto un problema que en la actualidad tiene una solución con resultados espectaculares gracias a las nuevas técnicas de ortodoncia e implantología dental avanzada.
Dicen los mentideros de la corte que la Reina Letizia, conocida por su afán de perfección, ya se ha puesto manos a la obra para corregir la ausencia de los caninos de Leonor. “Está en la edad adecuada para empezar su tratamiento”, explica el Dr. Alberto Vericat, “porque no es conveniente realizar ningún tipo de actuación hasta que el crecimiento óseo facial haya terminado, que en las mujeres suele ocurrir en torno a los 17/18 años”. Con 17 recién cumplidos (el 31 de octubre), Leonor ya lleva una ortodoncia invisible, con el fin de abrir los espacios interdentales necesarios para que, en su momento, se le implanten unos colmillos totalmente personalizados que se acoplen sin estridencias al resto de sus piezas dentales. Eso sí, la Princesa tendrá que armarse de paciencia porque “las cosas de palacio van despacio” y lo de abrir espacios interdentales lleva su tiempo, deberá acudir puntualmente a sus revisiones con el odontólogo para que le vaya ajustando la ortodoncia (lo que le hace tan normal como los miles de niños y adolescentes que por causas variopintas tienen que pasar por el dentista para corregir su sonrisa). Un reto de aguante que seguro que le templará el carácter y le servirá para afrontar las tareas inherentes a su rango, que no son precisamente una juerga, y que requieren grandes dosis de preparación y dedicación. Su hermana, la Infanta Sofía, que también lleva ortodoncia casi invisible para alcanzar la sonrisa perfecta, no tiene el problema de la futura reina, como tampoco tiene los ojos azules y parece que va a ser más alta que Leonor. La herencia genética es así de azarosa, hermanas de sangre y, sin embargo, muy diferentes físicamente.
¿De quién ha heredado Leonor la agenesia dental? No se sabe a ciencia cierta porque puede ser por parte de madre o de padre. De los antecedentes familiares de la actual Reina poco se conoce, pero quizás algún familiar Ortiz o Rocasolano, sufrieron este déficit dental. Lo que si se ha oreado con más profusión han sido los problemas bucodentales de los Borbones, desde la halitosis de Alfonso XIII como consecuencia de una rinitis infecciosa que marcó su aliento de por vida, hasta el retoque estético mediante braquets invisibles que el emérito se realizó hace unos años para lucir una sonrisa impecable. Sea como fuere, Leonor ha mostrado una gran confianza en sí misma al no intentar ocultar su problema tapándose la boca o sonriendo sin enseñar los dientes, sino afrontándolo con absoluta normalidad. Seguro que está en manos de los mejores profesionales.
Por último, la pregunta del millón, ¿qué ocurriría si a la Princesa de Asturias no le trataran su agenesia dental ahora? Según el doctor Alberto Vericat, el tratamiento se complicaría, tanto por el tiempo que hay que llevar la ortodoncia para abrir espacios y reposicionar las piezas dentales vecinas, como en la colocación de los implantes que se hace más compleja. Sin embargo, también recuerda que con las actuales técnicas de implantología avanzada no existe límite de edad para reparar la dentadura y no sufrir problemas ni funcionales ni psicológicos por la pérdida de piezas dentales. Como escribió Cervantes en El Quijote, “más valioso es un diente que un diamante”, una premisa que ha calado sin duda en la casa real, pero que debería guiar las sonrisas de todos, nobles y villanos, porque la salud bucodental es imprescindible, tanto funcional como psicológicamente hablando.
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