Entrevista

Álvaro Urquijo, de Los Secretos: "Mis gustos o forma de pensar no están por encima de los más jóvenes"

La célebre banda de los 80 ha pasado de bolo en bolo un verano que comenzó con su actuación en Málaga de la mano de Atardeceres Larios

Álvaro Urquijo en Atardeceres Larios en Málaga
Álvaro Urquijo en Atardeceres Larios en MálagaAtardeceres Larios

Han pasado más de cuarenta años desde que se subieron a los escenarios como Tos –el primer nombre de la banda– y Los Secretos siguen congregando a cientos de fans alrededor de sus canciones, algunas tan arraigadas en el imaginario colectivo como «Déjame». Álvaro Urquijo, el vocalista, expone a LA RAZÓN que se trata de temas que «viven en las casas de la gente. Las ponen las hermanas mayores, pero también las escuchan las pequeñas o las sobrinas, y al final los hijos terminan casándose con una canción de Los Secretos».

Comenzaron sus bolos de verano en Málaga de la mano de Atardeceres Larios, «un guiño al arte y a la cultura esencial», y el grupo recaló ayer en Marbella bajo el paraguas del Starlite Occident, un escenario de excepción con un público repleto de rostros conocidos. Tal es el caso de Carmen Lomana, que celebró su 76º cumpleaños en un exclusivo palco para no perderse detalle del concierto de uno de sus grupos favoritos.

A pesar de las tablas, Urquijo reconoce a este periódico que los nervios siguen estando presentes antes de cada actuación, más por respeto que por inseguridad: «Hay muchas cosas que influyen en el resultado de un show que no están en tu mano. Yo siento que no puedo relajarme porque no estoy por encima, es una responsabilidad agradar a todo el mundo que te está atendiendo. Solamente por haber reservado su tiempo para ti, tienes que dárselo todo y hacerlo lo mejor posible».

Echando la vista atrás, Urquijo reconoce que la música de Los Secretos y otras bandas coetáneas no era la mejor en cuestiones técnicas en sus inicios, marcados por una falta de referentes, estructura y material asequible que hoy sí parece estar al alcance de cualquier grupo emergente. A lo largo de su conversación con este periódico, sus palabras rezuman nostalgia en varias ocasiones, aunque se trata de una nostalgia bien llevada que no hace de menos a las nuevas generaciones: «Cuando empezamos, me consta que no lo hacíamos perfecto. Si alguien más mayor en los 80 valoraba cómo estaba tocando yo, casi siempre decía: ‘‘¡Qué poco talento tienen estos jóvenes!’’. Mi propio padre, que era muy melómano y nos aficionó la música, cuando nos escuchaba con discos de Sex Pistols asomaba la cabeza y decía: ‘‘Bajad eso, no me gusta nada’’. Yo no quiero ser como mi padre, sé que cada generación te da un salto de tendencias y de estilos que yo tengo que respetar, no me puedo creer que mi forma de pensar o mis gustos están por encima de los de los demás jóvenes».

Un antiguo muy moderno

Una modestia que muestra también al referirse a las nuevas tecnologías y a los cambios que han supuesto en la industria de la música. Aunque se define a sí mismo y a su banda como analógicos, entiende y ni se le ocurre juzgar a los artistas contemporáneos cuyo producto es más dependiente de algoritmos o programas de «Auto-Tune». «Soy un antiguo. La música enlatada está muy bien para lo que se usa, pero cuando todo lo que escuchas es enlatado… Es verdad que siento nostalgia de aquella época en la que veías un grupo o escuchabas un disco y sabías cada nota que habías oído, pero quitando cuestiones nostálgicas, hay que dejar paso a las nuevas corrientes, las nuevas tecnologías y las nuevas culturas que se merecen tanto respeto como las nuestras».

En general, el cantante hace una valoración positiva de la influencia de las tecnologías en el panorama actual porque ha democratizado no solo el acceso a la música, sino también su aprendizaje: «Ahora la gente lleva toda la música del mundo en un dispositivo. El consumo de música se ha disparado, los conciertos están llenos, cada vez hay más, más recintos, más eventos… La gente tiene acceso a la música y hay chavalines que pueden ver cómo se toca la batería en un vídeo de YouTube, pueden ver cómo se saca un solo de guitarra en Instagram y tienen mejor acceso a instrumentos muy baratitos y de muy buena calidad».

Álvaro Urquijo
Álvaro UrquijoEnrique CidonchaLa Razón

Urquijo aplaude este poder de ser autodidacta de las nuevas generaciones de músicos y se aleja de la pureta convicción de que cualquier tiempo pasado fue mejor afirmando que cualquier banda emergente de ahora tiene más conocimiento de música que las de antaño: «La época de la Movida Madrileña se ha idealizado. Los grupos de jóvenes actuales tocan mejor de lo hacíamos nosotros entonces, y eso tiene una explicación. En ese momento, en España estábamos todavía enterrando a Franco, éramos un poco mojigatos y muy pardillos en cuanto a ciertas cuestiones. Teníamos un desfase temporal y artístico respecto a otros países que se acusó mucho al principio. Ahora, tú ves una banda americana, francesa o española y si no fuera por el idioma no sabes muy bien de dónde son».

Desmitizando la Movida

Pero Álvaro Úrquijo no solo desmitifica la Movida Madrileña en lo relativo a cuestiones musicales, sino que lo hace también en lo que respecta a lo social. En los últimos años, algunos exponentes de aquella época han repetido hasta la saciedad que la libertad era mayor por aquel entonces, un punto de vista que el vocalista de Los Secretos no comparte pero puede llegar a entender. «Yo no estoy de acuerdo. Se puede llegar a pensar eso si te olvidas un montón de cosas porque cuando llegas de un sol abrasador y entras en la sombra, todo te parece frescor. Es cierto que empezamos a librarnos de muchos tabúes y yugos, pero no éramos totalmente libres. Ahora hay una libertad de base mucho mayor, y una cosa muy diferente es que haya una tendencia que indica qué es correcto o incorrecto, o qué comentario está fuera de lugar. Sí, ahora hay un abanico que es mucho más amplio y puede pasar que mi libertad influya en la tuya y te enfades, pero tendrás la libertad de mandarme a la mierda, y yo de mandarte a ti».

Álvaro Urquijo (Los Secretos) en su estudio de música
Álvaro Urquijo (Los Secretos) en su estudio de músicaEnrique CidonchaLa Razón

Dejando a un lado el pasado y con los ojos puestos en el futuro, Urquijo admite que le gustaría emplear el resto de su tiempo en conocer los lugares y las culturas a las que su trabajo le acercó pero le impidió profundizar, y disfrutar de más momentos junto a su familia y amigos. Sin embargo, tras tomarse un alto para reflexionar, concluye: «Seguro que la gente que ha viajado más se moriría por tocar ante 30.000 personas, así que me quedo como estoy, feliz».