El espejo del Alma: Ana Obregón, nueva ilusión y «refresh» facial en Miami

Desde las leyendas urbanas sobre implantes que estallan en aviones (sí, como si fuera una escena de acción), hasta las peripecias de sus retoques, Ana ha sido el tema de conversación de cada terraza de bar y cada sofá de salón. Y cada verano traía consigo el mismo espectáculo con aquel mítico posado en biquini, trueque por unas vacaciones libres de prensa. Aquel momento en el que los paparazzis se alineaban como si estuvieran en un concierto de rock, porque, seamos sinceros, ¿quién diría que no a unas vacaciones libres de prensa bajo el sol? Todo marchaba bien… hasta que llegó la tormenta. La enfermedad y la pérdida de su queridísimo hijo Aless la destrozaron y no solo a ella, sino a todos la que la queremos . Ana, en un noble acto de luto, se enfundó en los clásicos negro y blanco, pero, por dentro, confesó que las ganas de todo se esfumaron, incluso las de cuidarse.

Y ahora su única rutina de belleza se resume en alguna ampolla flash y una crema cualquiera. Pero, ¡sorpresa! La llegada de su nieta, Ana Sandra, no solo fue como un rayo de sol en medio de la tormenta, sino que también le devolvió las ganas de vivir, y el amor por el color y esos estampados atrevidos que siempre la caracterizaban. Se rumorea que durante su estancia en Miami, esperando a la pequeña, decidió entregarse a algunos caprichos estéticos. ¿Quién se resistiría a un refresh en el rostro mientras esperas con tanta ilusión ? Y, presuntamente esa ilusión por verse (más) joven y guapa.

Rejuvenecimiento

Me aseguran que su rostro se volvió a transformar allí : puede ser que disfrutara de la toxina botulínica para suavizar esas líneas de expresión que son casi tan legendarias como ella. Acompañado de un tratamiento de reposicionamiento con miomoduladores inductores de colágeno, parece que Ana quedó lista para dejar atrás cualquier insinuación de flacidez. ¿Y qué tal esos pómulos? Se dice que el ácido hialurónico hizo magia, dando a su rostro un aire de frescura que podría hacerle ganar el título de madre antes que abuela. Y no nos olvidemos de esos hilos tensores que podrían marcar más ángulo mandibular.

Ya sea por quirófano o gracias a su nieta, lo cierto es que Ana está radiante a sus 70 años. Y, atención, porque ya ha declarado que jamás volvería a pasar por quirófano. Una reina del glamour que, tras las adversidades, vuelve a tomar el trono. ¡Larga vida a Ana García-Obregón!