Consumación

¿Hubo "bengalas" en la noche de bodas de Tamara Falcó e Íñigo Onieva?

LA RAZÓN mira por la mirilla de la intimidad y pega la oreja a la pared de la pareja para dar cuenta de si el matrimonio se consumó tras el 'Sí, quiero'. Lo hacemos apoyados en la ciencia del sexo

Tamara Falcó e Íñigo Onieva
Tamara Falcó e Íñigo OnievaInstagram

La vida íntima de la marquesa de Griñón y su flamante marido, Íñigo Onieva, no transcurre como debería, a puerta cerrada y en secreto. Con su "excusatio non petita" (excusa no pedida) de por qué no hay embarazo y el empacho de fotos en redes, han conseguido que nos entreguemos al capricho irreverente de mirar por la mirilla de su intimidad y de pegar la oreja como hacían algunos sirvientes palaciegos para dar cuenta a la reina de si el matrimonio había consumado. Lo haremos sirviéndonos de esa ciencia del sexo que inauguró la pareja Masters & Johnson y, como adelanto, podríamos decir que sus libidos se volatilizaron la noche de bodas igual que las burbujas del champán. Es la dinámica de fluidos.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva
Tamara Falcó e Íñigo Onieva Instagram

Suele ocurrir que, una vez en la suite nupcial, concurren circunstancias que desinhiben el apetito sexual, como el alcohol y el exceso de comida. El menú de cinco estrellas Michelín que se degustó en El Rincón estaba compuesto por 23 platos diferentes. Ahítos de erizos, bogavante, anguila, pichón y otras delicatessen, ¿quién se habría atrevido a invocar la presencia de Eros? Como era de esperar, la cena estuvo maridada por vinos de la bodega Marqués de Griñón. No es ningún secreto que el alcohol adormece esas partes específicas de nuestro sistema nervioso que deberían transformar el camisón satinado de Tamara Falcó en excitación y el pelo en pecho de Íñigo, en motivo de lujuria. Una razón más para pensar que, como dijo Alessandro Lequio en televisión, se fueron de luna de miel sin consumar. «Entre la cursilería de él y la poca pasión de ella, es un matrimonio que no sé qué decirte”, declaró.

La imagen de Onieva, caminando desgarbado y descamisado hacia la puerta del hotel donde se celebró el almuerzo postboda, hizo sospechar que acabó la noche vencido sobre el sofá, despreocupado y con la camisa desabrochada, pero lo justo para aflojar la presión del marquesado. Lo llaman el descanso del guerrero y hay mucha literatura al respecto. Sin ir más lejos, el portal Bodas.net ha concluido que esto de pensar en la noche de bodas como el cenit sexual es una milonga. Así lo creen tres de cuatro parejas encuestadas. De hecho, solo la mitad la pasa en la intimidad. El estudio, titulado «Libro imprescindible de las Bodas», concluye que el casamiento ya no es lo que era. Ahora solo el 4% de las parejas espera a pasar por el altar para convivir o tener hijos. Tampoco los marqueses de Griñón han necesitado alianzas para convivir, aunque fuese de manera interrumpida.

Iñigo Onieva
Iñigo OnievaInstagram

Romántico e incitador

La firma de lencería Bluebella preguntó a mil matrimonios y más de la mitad confesó que la noche nupcial estaban demasiado cansados y muy borrachos. De nuevo, nos figuramos a la marquesa de Griñón dejándose vencer por el efecto sedante de sus viñedos sin llegar a colocarse su exquisito conjunto de bata y camisón de satén y firma española. Parecía muy romántico e incitador, pero quizás se conformó con lucirlo en su cuenta de Instagram. En cuestiones de lencería por estrenar hay mucha antología y, con el tiempo, Tamara podría contar algo más.

Al alcohol, la indigestión y el cansancio, la noche de bodas suma otro enemigo: el estrés. Bajo sus efectos, las relaciones son poco o nada satisfactorias puesto que reduce la liberación de testosterona y apaga el deseo. El acontecimiento más esperado de Íñigo y Tamara se convirtió en tres días de festejos, más de 400 invitados, preboda y postboda. Era el enlace más mediático y el más blindado de nuestra historia. Todo tenía que salir perfecto y la mirada cautelosa de Preysler no invitaba al relax. La ansiedad por la perfección arreció con el incómodo perdón público de Íñigo por sus infidelidades y el amago de incendio al prender la casulla del cura.

Tamara Falcó es la nueva reina de la Navidad.
Tamara Falcó es la nueva reina de la Navidad. Sofía Hita

La historiadora Aïcha Limbada describe los pormenores del sexo tras el banquete en «La noche de bodas. Una historia de intimidad conyugal», un libro que llegará a las librerías la próxima semana. En él habla de cómo esas expectativas de la primera vez vienen de cuando la virginidad hasta el matrimonio era un mandato casi divino, igual que lo era la consumación durante la noche de bodas, un rito obligatorio. Hoy los recién casados llegan a la suite con ganas de descansar y en el mejor de los casos duermen con sus cuerpos entrelazados.