Entrevista
Judit Mascó, la top eterna: «Envejecer es parte de la vida»
La vimos en el desfile de Pedro del Hierro, antes inauguraba el Gran Meliá Torre Melina. ¿No parar es su elixir?
Judit Mascóes la top que pudo reinar. Aunque sigue ostentando una corona que nadie discute, estando en la cima –acababa de protagonizar la portada de «Sports Illustrated»– decidió abandonar el circuito internacional, volver a casa y ser feliz con los suyos. No existe otro ejemplo en la industria de la moda que siga viviendo allá arriba, tantos años después y sin dejar de trabajar al mismo nivel. Ahora es flamante embajadora de Torre Melina Gran Melià, antes hotel Juan Carlos I y hoy el primer urbano en Barcelona y colaboradora estable de la marca hotelera y si en su ciudad natal es la imagen que todas las marcas de prestigio desean, siguen reclamándola desde las pasarelas –desfiló para Pedro de Hierro este pasado jueves en Madrid en plena semana de la moda patria– y acaba de comenzar a colaborar con la conocida firma joyera menorquina Vidal & Vidal. «Si tengo una entrevista o sesión de fotos, me la llevo a Torre Melina. Quiero transmitir que en España no tenemos la costumbre de hacer turismo en nuestra propia ciudad, nos da cosa entrar al restaurante de un hotel o subir a tomar una copa a su terraza y nos estamos perdiendo sitios fantásticos», apunta, mientras nos atiende con calma en su AVE de vuelta a Barcelona. La modelo solo se implica si la firma que la reclama encaja en sus valores, morales o estéticos. «Me hace muy feliz colaborar con clientes con los que me entiendo, que tienen un proyecto bonito como el de esta familia de cuatro o cinco generaciones. Fui a Menorca, vi los talleres, cómo trabajan y me encantó».
En realidad, le encanta su profesión. Ha sabido mantenerse en lo alto sin traicionarse haciendo lo que le agrada. Y aunque divide su vida entre tierra firme, avión y AVE, no se queja. No tantas o tantos como ella pueden escoger contratos, campañas o desfiles.
Modelo de persona
Mascó, casada con el abogado Eduardo Vicente desde hace 31 años, ha tenido con él cuatro hijas. Se conocieron a los 15 años –él era el mejor amigo de su hermano– y nunca se han separado. La modelo ha conocido los mejores hoteles, las pasarelas más deslumbrantes y las alfombras más rojas pero siempre ha tenido los pies en el suelo. Judit Mascó, una marca en sí misma, incluye una segunda acepción del término «modelo» al margen de su profesión: es un ejemplo de empatía, una persona en quién fijarse: lleva comprometida con Intermón Oxfam desde hará 20 años y preside la fundación ARED, asociación que ofrece salidas laborales a mujeres en riesgo de exclusión social, muchas de ellas exreclusas. Ella no lo duda: «El trabajo digno puede cambiar vidas y nos hemos propuesto recaudar 75.000 euros para financiar 30 becas para 30 mujeres en el 30 aniversario de ARED. Será este 3 de octubre con una cena solidaria en la Torre Bellesguard de Gaudí».
Reflexione el lector: ¿Cuántas modelos de su talla continúan en primera línea con su físico como herramienta de trabajo sin haber pasado por talleres? Ajá. «Ir envejeciendo y poniéndote años es parte de la vida. Y yo estoy a gusto en este proceso: me siento vital vital, trabajo y me muestro como soy, una mujer de la edad que tengo, 54 años, y no me cuesta decirlo. Al contrario: pienso, caramba, tiene mérito estar en activo, de buen ver y a gusto conmigo misma. No siento necesidad alguna de hacer cambios en mi cara. Siempre he sido muy constante y me he cuidado mucho ajena a intervenciones externas». Los cuidados de Judit comprenden alta cosmética, vida sana, ejercicio, sentido común y conciencia tranquila. No tiene problemas en confesar sus secretos de belleza, porque es parte de ese proceso de envejecer. Sabe que su piel y su rostro son sus herramientas de trabajo, pero no busca cambiarlos. «Acudo regularmente en Barcelona a mi centro de belleza de cabecera, Oxigen, donde cuidan mi piel, la limpian, la calman, me hacen masajes drenantes… Y una vez al año me practico la técnica llamada Ultherapy con la doctora Beatriz Beltrán que estimula el colágeno y la elastina natural del propio cuerpo a nivel profundo. Me cuido porque me gusta, necesito verme bien y mi imagen es mi herramienta de trabajo pero no hago ninguna intervención invasiva que cambie mi expresión o pretenda modificar la edad que tengo», sentencia. Podemos adivinar su sonrisa.
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