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Título

Nadal, marqués de derecho y por aclamación

"Existen voces que entienden que bastaría con conceder ciertas altas condecoraciones -grandes cruces de diversas órdenes- para recompensar las carreras de los nuevos marqueses"

Rafa Nadal looks up to fans during a farewell ceremony at center court Philippe-Chatrier, at the Roland-Garros stadium, in Paris, Sunday May 25, 2025. Lindsey WassonAP Photo

El mérito se debe premiar. En España hay muchas personas merecedoras de galardones. Cuando esa distinción es un título nobiliario, éste cumple diversas funciones: agradecer al titulado su labor abnegada y de excelencia en el campo que sea, unir ese agradecimiento a una tradición histórica antiquísima para recordar que, en parte, somos lo que fueron quienes nos precedieron, subrayar que la vida del premiado sirva de ejemplo a muchos para la práctica de acciones virtuosas, ya que muchos títulos son hereditarios.

Los títulos nobiliarios no son anacrónicos, como no lo son la catedral de Burgos o el Palacio Real de Madrid, construidos hace siglos. Unos y otros constituyen parte del patrimonio histórico de la nación. Los títulos son un patrimonio inmaterial de los españoles, no sólo de los titulados, sino -en cierto modo- de todos nosotros que -a su través- rememoramos hechos gloriosos de nuestra historia común, lo mismo que nuestras son la Constitución Española vigente o las Leyes de Indias, por ejemplo.

Rafael NadalAFP7 vía Europa PressEuropa Press

Muchos esperábamos la concesión de títulos nobiliarios por parte de Don Felipe VI y que no abdicara del ejercicio de esa potestad constitucional. Transcurridos más de diez años desde su entronización, me alegro que haya dado ese paso de enorme significación. No olvidemos que la monarquía es modernidad, pero también tradición y, justamente, existe como continuidad de una rica historia. Bastaba escuchar el clamor popular para darnos cuenta de que alguno de los agraciados, como el laureado tenista Rafa Nadal, era ya casi marqués por aclamación. Hasta se proponían predicados para el título en tertulias de aquí y de allá. Existen voces que entienden que bastaría con conceder ciertas altas condecoraciones -grandes cruces de diversas órdenes- para recompensar las carreras de los nuevos marqueses. Pero no es lo mismo. Un título nobiliario, que hoy en día carece de privilegio material alguno, sí es un mayor honor que, además, se perpetúa en el tiempo en la mayoría de los casos. Otros discuten la elección de los agraciados, olvidando que el Rey es Fons Honorum, y que es libre de otorgar esos títulos a quien le parezca conveniente. Esperemos que los nuevos marqueses utilicen su título. Eso forma parte del agradecimiento que deben a quien se lo concedió. Los títulos tienen valor legal y su concesión se publica en el BOE. Les podemos y hasta les debemos llamar marqués o marquesa de … pues ahora ese título forma parte de su identidad.