Móstoles
Iker Casillas, amigo fiel
El portero ayuda a un compañero de la infancia a desarrollar un negocio de moda
Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro, pero si ese amigo además es una «celebrity» multimillonaria y conocida en todo el mundo, ese tesoro suma a su sentido metafórico el literal. Y si ese compañero famoso y entregado además va a tener un hijo con una de las mujeres más atractivas y deseadas, el valor neto de esa confraternidad se torna plato apetecible para cualquiera con un mínimo olfato empresarial. Y parece ser que Julián Calderón lo tiene. Iker Casillas y él crecieron juntos. Eran vecinos en Móstoles, estudiaron juntos en el colegio público Vicente Aleixandre y después en el Instituto Cañaveral de la misma localidad del sudoeste de Madrid. Eran inseparables, y fue precisamente mientras compartían pupitre, en noviembre de 1997, cuando el director llamó al cancerbero al despacho: el Real Madrid había llamado al colegio para pedir su inmediata incorporación a la expedición del equipo, que debía jugar un partido de la Liga de Campeones en Trondheim (Noruega). La carrera de Casillas empezaba, pero él no tiene doble cara, y lo que se ve es lo que hay: parece un chico sencillo, amigo de sus amigos, leal y honesto. Y eso es exactamente lo que es. Así que muchos éxitos y 16 años después, el merengue sigue manteniendo a los amigos de entonces. Uno de ellos es Julio Calderón: «Conozco a Iker de toda la vida. Hemos crecido juntos, y ahora incluso veraneamos juntos», comenta. Calderón se planteó hace dos años introducirse en la moda, y sabiendo los contactos y la relación de Casillas con el mundo empresarial, le pidió ayuda. «Iker me apoyó desde el primer momento. Me dio muchos consejos y me puso en contacto con gente que me podía ayudar». Y así nació Jail Calher, «una marca familiar que busca posicionarse en el mercado textil con unos valores y una filosofía propios frente a la voracidad y lo efímero de las tendencias actuales», confiesa Calderón.
De inversor a modelo
En un primer momento, Iker se planteó invertir en la empresa y entrar como socio, pero sus múltiples compromisos profesionales y su falta de tiempo se lo impideron. «Además, yo tampoco lo necesitaba. Prefiero que luzca mis camisas, aunque nunca se lo he pedido: él lo hace porque quiere y porque en lo que puede, le gusta ayudar a sus amigos», asegura Julio Calderón. Próximamente, la firma estrenará una línea femenina y ya han pensado en que sea Sara Carbonero, la novia y futura madre del hijo de Casillas, la que popularice sus diseños: «Sé que todo lo que toca o se pone se convierte rápidamente en tendencia, así que sería genial que una vez haya dado a luz, llevara nuestros diseños. Ya estamos estudiando la campaña de comunicación», cuenta. Aun así, Calderón quiere dejar claro que no es algo que él imponga: «Nunca le diría que se pusiera una camisa rosa de lunares a Iker... ¡Porque jamás lo haría!».
Casillas sabe bien que es un valor seguro para las marcas y que todo lo que toca se convierte en oro. Pero no es una faceta que sepa explotar: apenas recordamos campañas como la célebre «Me siento seguro» de Groupama, puede que un poco de esas reuniones con sus amigos y unos botellines de Mahou, y tal vez sus afeitados con las máquinas Philips, aunque el resto de las apariciones que nos vienen a la memoria están relacionadas con entidades sin ánimo de lucro: partidos benéficos, visitas a países del Tercer Mundo... Acciones que mejoran su imagen, una imagen que luego no aprovecha comercialmente como seguramente podría. A lo que sí le saca rendimiento es a su inmobiliaria. Ikerca S.L., con un activo de 13.126.299 euros, es una sociedad patrimonial y de imagen. Con ella, Iker Casillas y sus padres han realizado durante los últimos años importantes inversiones inmobiliarias, en su mayoría con pisos, y han gestionado los derechos de imagen y publicidad que genera el portero.
CARBONERO, REPOSTERA
ASara Carbonero le queda poco más de un mes para dar a luz. Como ella confesaba el otro día, «aún no he tenido tiempo de ir a clases de preparación al parto, y el bebé está a la vuelta de la esquina: ¡lo esperamos en Nochevieja!». Una vez que el pequeño vástago de la pareja de moda venga al mundo, la idea es que sea la propia periodista la que se convierta en modelo de la marca de camisas que «auspicia» su novio. Para ello tendrá que perder los consabidos kilos que se ganan durante el embarazo, algo que será difícil si continúa haciendo tartas de chocolate y lacasitos como la que publicó en su blog. ¡Un antojo de embarazada!
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