Moda
Una política «low cost»
Observando esta imagen, podríamos pensar que Soraya Rodríguez se dirige a una boda en algún pueblo remoto de España más que a su lugar de trabajo en la Cámara Baja. Pero basta mirar con no demasiada atención cualquier otra imagen de la socialista para saber que es fácilmente confundible con una ama de casa con aires de «maruja» y pretensiones de ejecutiva. Qué frustrante es –al menos para mí– pensar que ese mix de vestido blanco por encima de la rodilla, con abriguito bordado de aire flamenco y manga farol (parece sacado de una de esas tiendas feas y baratas en las que lo mismo podemos adquirir una vela perfumada que unas barritas de incienso o una camiseta de algodón eco) responda a una mínima intención de vestir con estilo. Soraya lo intenta, pero falla. Una y otra vez. Si además le sumamos el detalle del «taco» de folios con carpetilla azul que, lejos de convencer de lo serio que se toma su trabajo, asusta por la imagen de desorden, prisas y caos que produce, la sensación empieza a ser tremendamente incómoda. Como nota informativa, me permito confirmarle la existencia de maletines y portafolios ideales para una mujer trabajadora, sea cual sea su estilo. En su favor sí debo decir que la melena que luce, natural y bien cuidada, es quizá lo más destacable –en positivo– del «look». Parece que adora los colores llamativos como el burdeos, el fucsia o el naranja, un gusto peligroso cuando su combinación es desastrosa. Y a la vista está. Y es que, una vez más, vemos cómo la intención no siempre es lo que cuenta. Soraya intenta resultar femenina, pero firme; trabajadora, pero relajada; elegante, pero no lujosa. Y el resultado es, a juzgar por sus «outfits», un intento fallido tras otro.
MUNDO FLAMENCO
Este tipo de mangas son espantosas siempre que se saquen del contexto del mundo flamenco. Y si, además, van unidas a un abriguito de entretiempo con bordados vistosos, como es el caso, la respuesta es rotundamente «no». Mucho menos si se luce con una intención hippy en un entorno como es el Parlamento.
PEGAR CON TODO
Uno de los errores frecuentes en según qué círculos «distinguidos» es recurrir a los accesorios beige con la excusa de que «pegan con todo». Tan importante como el color es el diseño del bolso y el de nuestra política es desastrosamente feo. Da igual su procedencia –no parece de calidad–, pero sí su combinación con otros colores. Y con burdeos y blanco resulta fatal.
«PEEP TOES» DEMODÉ
Me cuesta aceptar que aún existen mujeres con cargos públicos que se resisten a abandonar este tipo de zapatos. Pasaron ya a una dimensión «demodé», hortera y vulgar. Aunque se agradece que la portavoz los lleve de color neutro.
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