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Y ahora, ¿cómo escapa Pablo Casado de esa fama de cenizo o gafe?

El líder del PP, Pablo Casado
El líder del PP, Pablo CasadoJ.J. GuillénEFE

Como si se hubiera cruzado con un gato negro o alguien vestido de amarillo, Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, va y dice: «Casado es un cenizo que siempre trabaja contra España». O sea, que de la histórica mala racha de siglos que soportamos tiene la culpa el líder del PP, quien, según Lastra, es un cenizo, es decir, aguafiestas o gafe. No le ha llamado ceniciento porque eso supondría considerarlo marido de la Cenicienta, el príncipe que la libra de sus envidiosas hermanastras y su cruel madrastra para al final ser felices y comer perdices. Sería un canto a las bondades de la Monarquía, y eso no. Cenizo viene de ceñiglo, una mala hierba que crece en cualquier parte, especialmente en los estercoleros, al amor (mejor al rencor) de lo umbrío. De ahí que cenizo sea también un tipo con mala sombra, emparentado con el aguafiestas y el gafe. Lo que no ha aclarado Lastra es el tipo de gafe que es Casado según ella. Puede ser gafe, supergafe, sotanillo o manzanoide. Muy malos estos dos últimos. El sotanillo reparte mala suerte, pero él no la sufre. El manzanoide es más solidario, pues comparte las desdichas que provoca en los demás, es decir, que él también es víctima de su gafancia. Más: ¿está la sede de Génova embrujada como el hotel Overlook de «El resplandor» y de ahí la necesidad urgente de mudarse para paliar en lo posible la maldición que pudiera marcar a sus ocupantes y a España en general? Esto tampoco lo ha aclarado la ex portavoz sociata.

No sé si, visto lo visto, Pablo recurrirá a un santero, brujo o exorcista para que le libre de la gafedad mediante los rituales oportunos. Es hombre proclive a darlo todo por la patria. Pero como ha sido Lastra la descubridora del cenizo, le brindo algunos consejos de expertos para protegerse del mal fario facha: convocar al arcángel Gabriel (Rufián), colgarse una higa bendecida por Pedro (Sánchez) o mirarse al espejo fijamente rodeada de velas rojas y pronunciar cinco veces el nombre de Pablo Iglesias. También recomiendan pasarse un huevo crudo por el rostro. No es necesario que sea clase «hot president». Menos mal que Casado cree, como Umberto Eco, que la superstición trae mala suerte.