La crónica de Amilibia
Algo pasa con la salud de las políticas
Vamos a morir derretidos, sobre todo los viejos. Si se derriten los polos, cómo no vamos a derretirnos los fans de los cucuruchos de ron con pasas, y miren ustedes que Él está poniendo todo de su parte para salvarnos. Ahí tiene a la Madre Teresa (Ribera) ofreciéndonos sabios y prácticos consejos. El último: «Piensen bien qué quieren sacar de la nevera antes de abrirla para luego cerrarla rápidamente y no perder energía». Bien, que hay muchos que se alivian el calor metiendo medio cuerpo en el congelador, y eso no puede ser. Y otros que reflexionan con la nevera abierta sobre lo que van a comer o beber y la elección se convierte en una especie de siesta a la fresca. Muy mal.
Pero si los viejos vamos a derretirnos en cualquiera de estas olas o en las venideras, no parecen menos afectadas las políticas: llevan una temporada derritiéndose sin mayores explicaciones. Algo pasa con su salud, que ahí están las bajas-fugas de Lola Delgado, Adriana Lastra y Macarena Olona, todas por motivos de salud, dicen. Quizá se trate del síndrome Hubris: subidón de la erótica del poder (prepotencia) emparentado con el trastorno bipolar. Se cura con el abandono del cargo, según el doctor David Owen. Yo me inclino por relacionar el caso con un descubrimiento reciente: el calor afecta más a las mujeres, mal que le pese a Irene Montero. Causas: sudan menos y la presión arterial crece desde la menopausia.
El lema de Teresa Ribera: «La energía no se crea ni se destruye, se ahorra». Isabel Rodríguez podría aprovecharlo para dedicárselo a Él, que se quita la corbata y la chaqueta en el Falcon para eliminar peso y así gastar menos combustible. Preclaro ejemplo.
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