Vacaciones

El verano de los políticos: playa, raíces y desconexión

De Núñez Feijóo a Santiago Abascal pasando por Irene Montero: (casi) todos vuelven a casa y se desprenden del plumaje ideológico

Yolanda Díaz en la playa
Yolanda Díaz en la playaInstagram

Llega agosto y los políticos se agarran al envite de Lola Flores en su campaña póstuma: «manosea tus raíces, que de ahí siempre salen cosas buenas». Una vez descorbatados, se desprenden del plumaje ideológico y de cualquier otro copete y van apeándose en sus respectivos destinos, allí donde se permiten volver a ser el hijo de Sira (Alberto Núñez Feijóo) o la de Carmela (Yolanda Díaz). Regresan a los afectos y vínculos más sinceros, a los recuerdos vividos, a las enseñanzas de los parientes más lejanos y a los consejos que recibieron desde el amor.

Las vacaciones ministeriales son un asunto privado y no se dan muchos detalles. Por lo que permiten conocer y, según vamos deduciendo de algunas de sus costumbres inalterables, hay mucho turismo nacional y vuelta a los orígenes. Díaz resuelve la morriña, ese sentimiento afectivo tan primario que provoca la distancia, viajando, con su hija Carmela y su esposo, Juan Andrés Meizoso, a Rías Baixas, en Pontevedra. Allí disfruta de la compañía de algunos miembros de gabinete, amigos y familiares, ajena a las miradas de curiosos o la presencia de algún periodista. Uno de sus lugares favoritos es la terraza de la Estación Marítima de Baiona.

Yolanda Díaz en la playa
Yolanda Díaz en la playaInstagram

Saudade habrá sentido tambiénNúñez Feijóo después de su primer curso alejado de su tierra gallega. Apasionado del mar y de su terruño, es un vecino más cuando regresa a la comarca del Morrazo, también en la provincia de Pontevedra, junto a su mujer, Eva Cárdenas, y su hijo Alberto, de cinco años. Con su visita a Santiago de Compostela, el 25 de julio, en la Ofrenda Nacional al Apóstol Santiago, pudieron abrir el apetito él y también sus paisanos gallegos. «Gracias por venir. Te echamos de menos en la vida diaria», le escribió una admiradora en su cuenta de Instagram.

Alberto Núñez Feijóo y su madre
Alberto Núñez Feijóo y su madreInstagram

Impacientes están las redes por ver si Santiago Abascal posará de nuevo para su esposa, Lidia Bedman, a la manera del año pasado: sombrero de paja, camisa abierta y habano en su mano derecha. De momento, la familia pasa parte de sus vacaciones en la costa alicantina y la influencer comparte imágenes en las playas de Altea y El Albir, junto a sus hijos. «Cuando llego a Alicante, mi vida cambia a modo «slow». Todo más lento y con calma sabe mejor», dice. El líder de Vox es también un incondicional del norte y de Cádiz.

Santiago Abascal y Lidia Bedman
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«Holidays» in Genova

Cuca Gamarra y otros dirigentes del PP han decidido turnarse para hacer guardia en la sede popular de Génova, por lo que el verano se les va a quedar algo enclenque. Más vocación y menos vacación. Siguiendo la moraleja de Esopo en «La Cigarra y la hormiga», saben que el otoño no tardará en llegar y más vale no tener que ser la cigarra que toca la puerta pidiendo algo de comer.

La portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra, durante una entrevista.
La portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra, durante una entrevista."Jesús Hellín "Europa Press

Cual hormiga haciendo acopio de lo que más le gusta, los poemas japoneses con los que deleita cada mañana a sus seguidores, pasará buena parte del mes Miquel Iceta. La vuelta se avecina intensa y necesitará tantos haikus como días traiga el nuevo curso. Entre verso y verso, el ministro más bailongo encontrará tiempo para disfrutar de su música favorita en su lugar de destino. Igual que otros dirigentes, lleva su vida privada con una gran discreción.

También su compañera Margarita Robles, que encuentra refugio en Candás, una villa marinera asturiana que presume de tener como manjar el fariñón, un embutido a base de harina, tocino, sangre y cebolla. Conociendo los gustos frugales de la ministra de Defensa, no parece probable que sea el embutido lo que motive sus escapadas a esta localidad, a la que acude junto a su yorkshire, Luna.

Pellizco emocional es lo que le acerca al alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, a Motril. Desde hace más de 20 años disfruta de la Costa Tropical. Hace unos días participó en el tradicional torneo de golf Ciudad de Madrid, que se organiza en esta localidad granadina, y ganó uno de sus trofeos.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, durante su participación en el trofeo de golf 'Ciudad de Madrid', disputado en Motril
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, durante su participación en el trofeo de golf 'Ciudad de Madrid', disputado en MotrilAlba FeixasAgencia EFE

Un sí a las playas nacionales

En general, nuestros mandatarios no son de turismo bullicioso y playas abarrotadas. Irene Montero ha puesto fin al curso político en Cabañas de Javalambre (Teruel), disfrutando del campamento juvenil Comanchería, organizado por Juan Carlos Monedero para atraer a la juventud a las siglas moradas. Con vestido estampado de tirantes y cruzada de piernas en el suelo, ha participado de este encuentro lleno de reflexiones, juegos y talleres rodeada de un centenar de jóvenes en un paisaje bucólico entre montañas. Es de suponer que a su siguiente destino llegará con sus tres hijos, que vieron el mar por primera vez el año pasado. Se desconoce si en esta ocasión escogerá una playa nacional o viajarán fuera, como hizo en 2021.

Irene Montero
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Por su parte,Pedro Sánchez ya descansa en La Mareta junto a Begoña Gómez, sus dos hijas, Carlota y Ainhoa, y su perra Turca. Son sus terceras vacaciones de verano en este palacete de La Mareta, al borde del mar y rodeado de jardines de arena volcánica, cactus y palmeras. Tiene acceso directo a la playa y dispone de diez bungalows en los que se aloja todo el personal de servicio y seguridad. No está previsto que pasen por Doñana y mucho menos por Mojácar, su lugar de veraneo habitual cuando aún no era presidente. La última vez que se le vio fue en 2016, tomando unas aceitunas, con boina calada y gafas de sol, en el chiringuito Aku Aku, muy frecuentado por los políticos y popular por sus paellas.