Opinión

El diario de Amilibia: nos quieren arrodillados y piadosos

"Mucho se ha escrito sobre el sentido religioso del rojerío, que ahora se manifiesta en su esplendor como dominatrix o rigurosa gobernanta prusiana"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta segunda y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la votación de la Ley de amnistía
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta segunda y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la votación de la Ley de amnistíaEduardo ParraEuropa Press

Que la Yoli estrenara uniforme morado en la manifestación feminista del 8-M no presagiaba nada bueno, sobre todo para Ayuso. No era señal de recogimiento por la llegada de la Semana Santa: pese a sus visitas al Papa, la Yoli sólo pertenece a la cofradía comunista de Sumar que procesiona todo el año con las imágenes del Cristo de la Amnistía (antes del Perdón) y la Virgen de los Dolores (Ibarruri) a hombros. Era el anuncio de un tiempo («queda Gobierno para rato», dijo Él) de aflicción y penitencia. Comenta García-Page, que se aflige pero no azota: «Esta amnistía pone de rodillas a la Constitución». Ahí está la cosa: nos quieren de rodillas a todos, piadosos, recogidos, rezando cuatro rosarios al día como leo que hizo Franco en su noche de bodas, ante el estupor de Carmen Polo.

Leo más: «El PSOE exige al PP que pida perdón». Ya ven: de rodillas y pidiendo perdón. Por nuestro bien, claro. Mucho se ha escrito sobre el sentido religioso del rojerío, que ahora se manifiesta en su esplendor como dominatrix o rigurosa gobernanta prusiana: saben que nos va la marcha y se han empeñado en salvarnos a todos por el camino de la virtud, retirándonos del bebercio, el fumeque y el folleteo. Ahora para ligar, además del consentimiento firmado, hay que llevar de testigo a Marisú para que certifique a pie de cama y antes de fornicio que nuestra pareja está a bien con Hacienda: es el imprescindible preservativo para evitar que el novio o la novia nos contagien purgaciones fiscales. Ha dicho Pepe Sacristán en «El hormiguero» que «la izquierda ha caído en una especie de mesianismo». No aclaró a qué mesías esperan.

El Puchi llegará pronto, dicen. Sánchez ya está de rodillas en Suiza, pero ¿qué más nos espera a nosotros, pobres pecadores?