Manila
Golpe al sueño filipino
La dura cinta de Sean Ellis se llevó el premio del público en Sundance
Soñar no cuesta nada. Es una frase hecha que es utilizada por el británico Sean Ellis para dar vida a una familia con limitaciones económicas en la lejana isla de Filipinas. ¿Quién no ha fantaseado con salir algún día de la pobreza en un golpe de suerte? Es el interrogante con la que el director inició su rodaje hace tres años tras una vacaciones allí. «Quería hacer una cinta distinta, con una trama que reflejara momentos reales de las familias orientales, y un buen día me encontré con esta historia, en la que un granjero se convierte en un conductor de furgonetas blindadas, y es allí donde sella el destino de su mujer e hijos», comenta el director. «Metro Manila» es una radiografía social y política de Filipinas. Los actores son el reflejo de una sociedad acostumbrada a las desigualdades sociales, a la violencia, al tráfico de drogas y armas, y a un aparato gubernamental salpicado por constantes actos de corrupción.
Salir de la pobreza
Así lo explica el director: «En Filipinas existen barreras muy marcadas entre pobres y ricos. Hay familias viviendo en la más profunda miseria y otros que gastan en cuestiones innecesarias porque les sobra el dinero», explica Ellis. La historia se centra en Óscar Ramírez, su esposa y su par de hijos. Con escaso dinero viajan a la asfixiante Manila como única alternativa para salir de la pobreza. Allí, el protagonista cree tener un golpe de suerte al encontrar trabajo en una compañía de camiones blindados, pero se trata de un trabajo peligroso con un alto índice de mortalidad. Tanto él como su esposa, que se dedica a servir copas en un bar de mala reputación, entran en una espiral que los vincula a una tercera persona y a un millonario robo, que podría transformar sus vidas: «El ser humano siempre quiere tener más y, por eso, el dinero es un problema que se agudiza si tienes en cuenta la esfera política que está por encima de la sociedad. Es en esta espiral en la que se desarrolla la corrupción y la violencia, la misma que se vive a diario en la mayoría de los barrios de Manila», argumenta el director. El protagonista central de la historia está interpretado por el actor de teatro Jake Macapagal, quien pasó una década en Europa trabajando en la producción musical de «Miss Saigon». Su papel supuso «un desafío, pero no muy alejado de los problemas que nos aquejan». Macapagal dijo que podía verse reflejado en la vida de Óscar porque no viene de una familia privilegiada. «Nuestra ciudad tiene una textura que no vemos normalmente porque a veces somos insensibles a la pobreza», dice Macapagal, quien agrega que Ellis «echa un vistazo a cosas que normalmente no miramos».
Malas calles
El rodaje transcurrió entre diciembre del 2010 y enero del 2011. «Fueron días difíciles con mucho calor y excesiva humedad», sintetiza Ellis. Otro de los inconvenientes con que se topó fue la visita a los barrios marginales de Manila, pues tuvo que solicitar un permiso a las bandas organizadas para que permitieran rodar en las calles: «Si hubiéramos llevado policías con nosotros se habría montado casi una guerra», puntualiza Ellis, quien ha ganado el premio del público en Sundance.
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