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A pesar de todos los esfuerzos invertidos en campañas de prevención, controles de alcoholemia, regulaciones, (…) los accidentes de tráfico siguen siendo muy comunes en nuestras carreteras. Y en una situación tan crítica como esta, cada segundo cuenta. Por eso es tan importante que nos apartemos y que dejemos espacio para que pasen las ambulancias. Los servicios de emergencia trabajan con muy poco margen de tiempo. Y los segundos que tienen que dedicar para sortear nuestro vehículo, podrían suponer la diferencia entre la vida y la muerte de una persona.
En todos los manuales de primeros auxilios y evacuación de lesionados se menciona que los 60 minutos posteriores a un siniestro grave son los más importantes para la supervivencia del afectado. De hecho, este es el plazo en el que se producen casi el 75% de los fallecidos en los accidentes de tráfico. Es lo que se conoce como “la hora de oro” o “la hora dorada”.
El primero en mencionar este concepto fue el doctor Adam Cowley, uno de los precursores del modelo de evacuación de heridos que se utiliza en la actualidad. En una entrevista en el año 1960, el doctor Cowley explicó que “hay una ‘hora dorada’ que separa la vida y la muerte. Un lesionado grave tiene menos de 60 minutos para sobrevivir. Tal vez no muera en ese preciso momento, pero puede ser 3 días o 2 semanas después a causa de algo irreparable que haya pasado en su cuerpo”.
Por todo lo anterior, es absolutamente necesario que sepamos cómo debemos reaccionar cuando una ambulancia nos pide el paso. Es importante -sobre todo- que sepamos cómo debemos dejar paso a los técnicos de emergencias en aquellos lugares más comprometidos, como una carretera atascada o una glorieta.
Cabe destacar que esto que explicamos para el caso de las ambulancias, puede extrapolarse de igual modo a otros vehículos de emergencias, como los de bomberos o los de Policía. Por eso, de ahora en adelante nos referiremos a estos vehículos como vehículos prioritarios, que es como la Dirección General de Tráfico los denomina en la normativa.
Lo primero que debemos dejar claro es que cuando los vehículos prioritarios llevan la sirena encendida, SIEMPRE tienen prioridad de paso sobre el resto de vehículos y usuarios de la vía. Así lo establece el capítulo III del artículo 67 del Reglamento General de Circulación. Además, cuando circulan en servicio de urgencia también pueden exceder los límites de velocidad y están exentos de cumplir las normas y las señales de tráfico. Si fuese necesario, podrían incluso dar media vuelta y circular en sentido contrario.
En lo que al resto de conductores concierne, el reglamento de circulación estipula que: “Tan pronto perciban las señales especiales que anuncien la proximidad de un vehículo prioritario, los demás conductores adoptarán las medidas adecuadas, según las circunstancias del momento y lugar, para facilitarles el paso, apartándose normalmente a su derecha o deteniéndose si fuera preciso”. Desde la Dirección General de Tráfico nos explican cuál es el procedimiento para dejar paso a los vehículos prioritarios en condiciones normales:
Ahora bien, también pueden darse algunas situaciones más complicadas donde, o bien por la forma de la vía o bien por la densidad de vehículos que circulan por ella, el procedimiento debe hacerse de forma más concienzuda. Pongamos por caso que, por ejemplo, los servicios de emergencia nos piden paso cuando estamos en una intersección o en una glorieta. En esta situación, no sólo debemos estar atentos a dejar paso a los servicios de emergencia, sino también de no bloquear la salida o el cruce, para no cortarles la trayectoria.
Otro escenario crítico al que también pueden enfrentarse los técnicos de emergencia es un atasco. Es una situación muy complicada porque los coches tienen menos espacio para maniobrar y, por lo tanto, para apartarse. En estas situaciones, la dirección a la que debe desviarse dependerá del tipo de vía del que se trate:
Por último, cabe también recordar que no respetar la prioridad absoluta de una ambulancia, de un camión de bomberos, de un coche de Policía o de protección civil que lleva las luces de emergencia encendidas, está considerado como una falta grave y está penado con una sanción de 200 euros. En el caso de los peatones, no apartarse constituye una infracción leve que conlleva 80 euros de multa.
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