España

Abril en Portugal

La Razón
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Cuatro puntos sobre Portugal y vecinos. Primero, la crisis portuguesa fue producida por el intervencionismo. No hubo allí burbuja inmobiliaria aunque sí endeudamiento privado y público; sin reformas liberalizadoras, la economía se estancó y el gasto público creció hasta hacerse insostenible. Segundo, esa crisis afecta a España y a Europa, aunque la exposición de la banca europea a Portugal sea la mitad que a Irlanda, como recordó ayer la columna Lex, que mencionó el caso de los bancos españoles, aduciendo que tienen margen para que el impacto portugués no los ahogue. Tercero, si abril es tiempo de reformas en Portugal, también lo es aquí. La tramposa solución socialista de José Sócrates –es decir, más costes, más deuda y más gasto, y a esperar que escampe o que los contribuyentes foráneos sean aún más esquilmados en nuestro favor– es justo lo contrario de lo que se necesita. Cuarto, si el camino a seguir no es el portugués…tampoco está claro que sea el europeo. Los políticos europeos también enfrentan una suerte de dilema luso: saben que sin liberalización no hay crecimiento y el modelo intervencionista estalla, pero no se atreven a proponerlo. De ahí su prédica a favor de más impuestos, véase Irlanda, y de ahí la propaganda a favor de salvar el euro, que los europeos no eligieron libremente sino que les fue impuesto por las mismas autoridades que ahora acuden al recate. A su propio rescate, claro.