Reproducción asistida

OPINIÓN: Merecido reconocimiento

La Razón
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El 25 de julio de 1978 nacía Louise Joy Brown, el primer nacimiento obtenido por fecundación in vitro. Y lo que ahora se considera un tratamiento de rutina en las parejas con problemas de fertilidad hace 30 años supuso una auténtica revolución. El desarrollo de esta técnica ha planteado no sólo problemas científicos y técnicos, sino que se han agregado los de naturaleza bioética por la intervención de la ciencia en la reproducción humana (fuertemente ligada en ese momento, aún más que ahora, a la sexualidad y a la religión). Es por esto que el Nobel de Medicina 2010, que ha recaído en el biólogo Robert Edwards, pionero en el estudio y tratamiento de la infertilidad, suponga un reconocimiento en este campo, tan denostado a veces.

Los especialistas en reproducción que llevamos trabajando en este campo mucho tiempo entendemos cuál es el calvario que tuvo que sufrir este investigador a lo largo de tantos años hasta conseguir vencer, no sólo las trabas médicas, sino las sociales, ya que hubo de enfrentarse en aquella época a la oposición de la Iglesia, el Gobierno y los medios de comunicación.

Si tenemos en cuenta que en todo el mundo han nacido casi cinco millones de niños por fecundación in vitro, y en España (según datos de la Sociedad Española de Fertilidad) estamos en el tercer lugar de Europa con más tratamientos de reproducción asistida, podemos entender la importancia de las investigación iniciales para resolver los problemas de esterilidad.