Sevilla
El ticket de Griñán
El Hotel Renacimiento de Sevilla es una ciudadela en alquiler que apenas hace un año servía para que Rajoy hiciera su convención y rellenara quinielas con triples a la bancada del poder. Cuestión de pasiones volanderas–del azul al rojo-, este fin de semana el establecimiento acoge el rechinante duelo paritario del PSOE, con emboscadas desde la alfombra de entrada hasta los lavabos. Después de un congreso de energía nuclear celebrado bajo estos techos, se trata de la cita con más uranio enriquecido por metro cuadrado. Rubalcaba y Chacón hacen por sonreír a cada delegado, pero por sus caras parece que Darwin pensaba en ellos al concluir que la sonrisa es un residuo de cuando había que enseñar los dientes para vencer la hostilidad ambiental. En esta deslocalización del poder, con unos salones hoteleros que igual endulzan una causa que su contraria, el factor andaluz es sólo un botín a apresar.En aritmética pura, 234 delegados (un cuarto del total nacional) con su derecho a voto que Griñán ha tratado de ofrecer al chaconismo como «prueba de pureza». A finales de diciembre, Griñán recibió a Rubalcaba en su adosado de Aljarafe sevillano y a él le prometió «neutralidad activa». En palabras de Woody Allen, incluso siendo pasivo se puede ser agresivo. Y esta agresividad y falta de disimulo de Griñán ha tenido en su número 2, Susana Díaz, a un sargento York de la recolección de votos para Chacón. Tras la actuación de Díaz -a la que Carme le habrá prometido hasta un piso en Torrevieja-, de Almería a Huelva, los socialistas andaluces se han roto y hoy, antes de que llegue la hora del almuerzo, la piñata puede caer de un lado o de otro. Todos los «ismos» del viejo «SOEandaluz» –el felipismo, el chavismo e incluso el zarriísmo que apoyan sin tapujos a Rubalcaba en el papel de oficinista de la derrota- han chocado con el rencor de Griñán. Manolo le dijo a Pepe: «ahí tienes un partido unido y cohesionado». En tres años, el renqueante líder de los andaluces ha sido el mayor activo de la oposición, contribuyendo sin desmayo a demoler la fastuosa industria administrativa de parabienes, subvenciones y regalías de la Andalucía de Chaves: una Atlantic City de «paguitas» y «como aquí, en ningún sitio». El presidente regional cree que Chacón es, además de una quimera, el único «ticket» que le podría permitir renovar el contrato de inquilino en el Palacio de San Telmo durante los próximos cuatro años.
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