Cataluña

En evidencia el doble rasero nacionalista con los toros

En evidencia el doble rasero nacionalista con los toros
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Es un debate acalorado, que enfrenta las tradiciones taurinas en Cataluña. Mientras el Parlament aprobó la prohibición de las corridas de toros, la misma Cámara autonómica ha blindado los «correbous», un espectáculo con más de cuatrocientos años de antigüedad, muy arraigado en las Tierras del Ebro y en la provincia de Tarragona. La fecha más antigua que se conoce de los «correbous», (corretoros, en traducción literal del catalán), data de 1585, cuando se hicieron tres días de fiestas con toros a raíz de la visita del rey Felipe II a Tortosa. Una tradición ancestral que se concentra sobre todo al sur de Cataluña, sobre la que subyacen mucha hipocresía e intereses electorales.


 Sólo así se explica que las mismas formaciones políticas que realizan una contundente condena de las corridas de toros, se muestren a favor de la protección de los «correbous», como arraigo histórico y cultural. En las fiestas mayores de estas zonas de Cataluña, las prácticas son altamente crueles. Según las diferentes tradiciones de los pueblos, los animales son cercados y maltratados, se les ponen bolas de fuego en los cuernos, bajo ataduras de cuerdas, se les ahoga en el mar y se les agrede con palos y barrotes. La tramitación para declarar estos festejos de interés nacional comenzó el pasado verano, en pleno debate de la prohibición de las corridas. Sus defensores argumentan que su regulación corrige una anomalía histórica, normaliza la cultura popular Ebrenca y permitirá su celebración en cualquier punto de Cataluña.


 Ningún partido político, a excepción de IVC, se atreve a cuestionar abiertamente los «correbous», ante la inminente fecha electoral. El PP ha exigido para la aprobación de esta proposición de ley un manual de buenas prácticas. Entre ellas, prohibir la participación de los menores de catorce años, fijar condiciones de protección a los animales y asistencia sanitaria en toda regla. De igual modo, establecer sanciones por infracciones que pueden llegar hasta los 150.000 euros. El PP también critica el doble criterio de CIU y el PSC, a favor de prohibir las corridas por ser una fiesta y cultura compartida en toda España, mientras se mantiene la otra por el granero de votos en determinadas zonas de Cataluña. Una doble vara de medir, en medio de un curioso silencio de asociaciones protectoras de animales.