Caso Auditorio

Valcárcel acusa a la izquierda tras la paliza a su consejero

«La agresión no va a impedir que continúe trabajando por la Región de Murcia». Así contestaba ayer a LA RAZÓN el consejero de Cultura y Turismo de la Región de Murcia, Pedro Alberto Cruz, postrado en la cama de un hospital después de la brutal paliza que tres encapuchados le propinaron el sábado

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Tras la brutal agresión sufrida por el consejero de Cultura y Turismo de Murcia, Pedro Alberto Cruz, el líder del Partido Popular de la Región y presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel, pidió ayer, en una rueda de prensa celebrada tras la reunión extraordinaria de la Junta Directiva popular, la dimisión del delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, por no haber sido capaz de garantizar la seguridad de los miembros de su partido y mirar «hacia otro lado al decir que eran actos irrelevantes».

Para el presidente autonómico, la agresión «es de una gravedad extraordinaria y no se había dado nunca en la historia de la democracia». En este sentido, señaló que «si alguien, en las otras trincheras de la vida política, piensa que esto sirve para que tengamos el más mínimo atisbo de duda, que pierda toda esperanza, porque vamos a continuar el camino emprendido de la solidaridad, en tiempos de crisis, con quienes más lo necesitan».

Para Valcárcel, lo ocurrido «no es una anécdota ni una noticia cargada de cierto morbo, esto es de una gravedad extraordinaria. Por eso, la Junta Directiva del partido se reúne para decir hasta aquí hemos llegado, exigiendo a quien tenemos que hacerlo, que garantice la seguridad de una formación política que está siendo perseguida».

Por su parte, el PSOE condenaba la agresión con una recriminación al Partido Popular como coletilla. Después de trasladar su solidaridad al agredido, los socialistas murcianos, en un comunicado, criticaban que el PP usase este hecho «como arma de lucha política o de ataque al contrario, porque con ello sólo estaríamos dando munición a los intolerantes». De esta manera respondían a las denuncias que el presidente del PP, Mariano Rajoy, hizo la misma noche de la paliza, en las que cargaba contra la «pasividad» del Ministerio del Interior por la «campaña de acoso» que sufre el Gobierno de la Región de Murcia desde hace ya varios meses, puesto que éste no es el único incidente que han sufrido los populares.

«Hipocresía»

El PP, también a través de un comunicado, denunciaba no sólo «la hipocresía de la izquierda y del Partido Socialista», sino también «una espiral de actos violentos que no ha sido cortada ni valorada en su justa medida», además de «un clima hostil hacia el Gobierno del PP», que ha sido «ignorado».

Por este motivo, al leer las acusaciones de los socialistas, no dudan en calificarlas de «intolerables», mientras aseguran que, con ellas, el PSOE «se retrata en su propia hipocresía».

En la misma línea se expresó la secretaria general y presidenta regional del PP, María Dolores de Cospedal, quien pidió a los dirigentes del PSOE de Murcia que «ahora condenan» la agresión que se pregunten «qué consecuencias está teniendo el comportamiento virulento» que mantienen contra el Gobierno murciano. Poco después, el secretario de Política Municipal del PSOE, Antonio Hernando, señalaba que es «rastrero e irresponsable» culpar al PSOE.
El menos crítico fue el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien habló con Rajoy tras conocerse la agresión y le trasladó su condena, al tiempo que defendió el respeto y la tolerancia a todas las ideas.

Y como este incidente parece haber sido la gota que colma el vaso, el PP preguntará mañana en el Senado al vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, qué medidas va a llevar a cabo para poner fin a la campaña de agresiones e insultos que sufren los miembros del Gobierno murciano.