Sevilla

La lucha contra el chabolismo se salda con más de 800 desalojados

Aspecto que presenta un asentamiento chabolista, ubicado en las inmediaciones del Charco de la Pava
Aspecto que presenta un asentamiento chabolista, ubicado en las inmediaciones del Charco de la Pavalarazon

Sevilla- Por sus condiciones climatológicas y su situación geográfica, Sevilla es una ciudad en la que abundan los asentamientos chabolistas. Además, la existencia de mercadillos ambulantes –especialmente el del Charco de la Pava y el del Parque Alcosa, los de mayores dimensiones– hace que cientos de personas deambulen diariamente por las calles en busca de objetos para venderlos en estos recintos. El nuevo Gobierno local se ha empeñado en erradicar esta práctica siguiendo dos líneas muy claras: intervención policial y seguimiento social a las familias para que puedan salir de esta situación.

Desde agosto, la Policía Local ha desalojado a 864 personas de los asentamientos chabolistas de la ciudad. En total, se han realizado 133 intervenciones, que han arrojado un montante de 164.262 kilos de basura recogidos por Lipasam, según fuentes municipales.

Triana es la zona donde más intervenciones se han realizado, un total de 64. En total, los agentes han desalojado a 646 personas y los servicios de limpieza han recogido 152.729 kilos de basura. El casco histórico es otro entorno habitual para los chabolistas, con 25 actuaciones, 127 personas desalojadas y 3.580 kilos de basura recogidos. En el Polígono Norte se han llevado a cabo 17 actuaciones, que se han saldado con 62 personas desalojadas y 4.243 kilos de basura. Esta zona es especialmente problemática, sobre todo el barrio de San Jerónimo y los márgenes del río, donde habitualmente se instalan acampadas dada la cercanía del mercadillo del Charco de la Pava.

Junto a las actuaciones policiales, la Delegación de Asuntos Sociales cuenta con un equipo de emergencias que acude semanalmente a los puntos en los que hay asentamientos chabolistas con el objetivo de informar de las próximas actuaciones, dar a conocer los recursos sociales existentes y ofrecer la posibilidad de abandonar la zona sin presencia policial. Según la delegada del ramo, Dolores de Pablo-Blanco, el Gobierno local está actuando con «rigor» en esta materia, «ofreciendo ante todo los recursos sociales municipales a estas personas».

Cuando se produce la intervención, los servicios sociales facilitan alimentación, vestimenta básica y mantas. En relación al alojamiento, se ofrecen las plazas del Centro de Acogida Municipal o diversos tipos de hostales en función de la necesidad detectada y el perfil del usuario, ya sea en habitaciones individuales, compartidas o para unidades familiares. El Ayuntamiento también cubre los gastos de desplazamiento –dentro y fuera de la ciudad– y los de farmacia, siempre que los medicamentos estén prescritos por facultativos médicos. Igualmente, se realizan labores de seguimiento y acompañamiento en aquellas situaciones que lo requieran, buscando su motivación para que participen en algún programa de reinserción social. De esta manera, se establecen los cauces de coordinación con otras entidades y administraciones públicas para adaptar los recursos a cada caso.

 

Casi 2.000 personas «malviven» en la calle, según Pro Derechos Humanos
La asociación Pro Derechos Humanos cifra en más de 2.000 las personas que «malviven» en los asentamientos chabolistas de la ciudad, una cifra que ha aumentado exponencialmente en los últimos meses a causa de la crisis. Se trata, en su mayoría, de gitanos rumanos y también «muchos españoles que se han quedado sin trabajo y vivienda y sin el apoyo de la familia», asegura Pablo María Fernández, coordinador del grupo de marginación de la asociación. Fernández reclama al Ayuntamiento más recursos para que estas personas puedan alojarse cuando la Policía interviene en los asentamientos. «Hay casos de verdadera emergencia social, con niños que se quedan en la calle porque no hay un lugar donde llevarlos», advierte. También critica que los desalojados «no entran en los circuitos de albergues, que están más enfocados hacia los ‘sin techo'».