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Temporadas

La Razón
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En estos días se están dando a conocer las programaciones de las próximas temporadas líricas de nuestros teatros. No estamos ante unas circunstancias normales en las que los directores artísticos puedan plantearlas siguiendo sus filosofías como único criterio, sino que han de tener en cuenta principios generales que, si nunca deberían olvidarse, mucho menos ahora. El primer factor a considerar es la necesidad de ajustarse a las reducciones presupuestarias existentes y venideras, tanto hacia dentro como hacia fuera. Hay que ahorrar costes, lo cual es bastante fácil dados los dispendios e ineficiencias que suelen existir, pero también hay que mantener los precios de las localidades o incluso reducirlos. No se le puede pedir un esfuerzo adicional al bolsillo del castigado público. Es precisamente el público factor fundamental. El objetivo ha de ser tener llenas las salas. No se pueden permitir programaciones caprichosas que dejen vacíos los aforos. Las cuantiosas subvenciones públicas han de servir al mayor número posible de espectadores y no para satisfacer gustos elitistas.

Dentro de la reducción de costes debería ser un recurso la reutilización máxima de producciones propias o intercambios de las mismas con otros teatros nacionales. Sería totalmente absurda una repetición de obras con producciones nuevas, pues el repertorio es amplio y corta la vida de nuestros coliseos, Liceo aparte. Dentro del carácter de teatros de temporada que caracteriza a nuestros coliseos es muy importante el equilibrio, de forma que se incluya un poco de todo, cuidando el gran repertorio.

El Liceo apuesta por este último apartado aunque con alguna reiteración ya estridente como la «Aida» de Mestres Cabanes y una indeseable subida de precios del 5%. El martes será presentada la temporada del Real.