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Deporte y Derecho

La Razón
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El Derecho del Deporte toma un notable protagonismo. Desde finales de la década de los setenta hasta hoy, autoridades como Carretero Lestón, Camps Povill, Villar Bollaín, Cazorla Prieto, Bermejo Vera, García Silvero, Cardenal Carro y una larga lista académica han luchado por regular el mundo del deporte hasta alcanzar un prestigio impensable por aquel tiempo. Los despachos de abogados más influyentes, Uría, Sport Advisors, Garrigues o Medina Cuadros, abren su oferta jurídica con áreas específicas de Derecho del Deporte. Debemos valorar el enorme empuje que da a la materia la Asociación Española de Derecho Deportivo, cuyo secretario general, Rafael Hernanz Angulo, jurista ejemplar de humanidad superlativa, lucha enfervorizado por dotar al deporte de una estructura propia en el ordenamiento jurídico y extender el conocimiento a las nuevas generaciones en una gran tarea docente. Convendría escucharlos detenidamente antes de legislar.
Las batallas por despublificar la disciplina, dirimir conceptos básicos de las administraciones, conocer aspectos tributarios del deportista profesional y otras parcelas, configuran un mundo nuevo, basado en el prestigio y en el conocimiento de sus impulsores. España necesita adaptar la ley de 1990, modificada al antojo de algunos políticos, que no responde a las necesidades actuales que presiden el deporte en nuestro país. Los clubes profesionales, las Sociedades Anónimas Deportivas, la transparencia fiscal, la pureza económico-financiera de las competiciones, las casas de apuestas, en definitiva, la necesidad acuciante de legislar en un sector que genera miles de millones de euros y que consolida la cohesión territorial, nos encaminan hacia un nuevo horizonte.
El legislador deberá poner en orden todas las sensibilidades, las del deporte profesional y las del aficionado. No estaría de más que la inmensa mayoría de los periodistas deportivos le echaran un vistazo a esos textos.