Museo del Prado

Del templo del arte a la casa de la lírica

El Museo del Prado, el Reina Sofía, el Teatro Real y el Palau de les Arts son palabras mayores del mundo cultural

Del templo del arte a la casa de la lírica
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MADRID-Cuando los ganadores del «Viaje al Interior de la Cultura» se adentran en el Prado descubren en primera persona las obras de los artistas más importantes de la historia de la pintura, como «Las Meninas». Se acercan así a una de las obras clave del arte y a la manera tan especial de pintar de Diego Velázquez con su paleta de colores, tan suave y decidido al mismo tiempo que inunda el espacio. La Infanta Margarita clava los ojos con la cabecita un poco ladeada, mientras Velázquez, pincel en mano, no pierde detalle de la escena. Algunos de los visitantes se detienen especialmente en la enana Maribárbola. Todos son conscientes de tal privilegio: «Nunca vamos a olvidar este día porque ha sido una de las experiencias más inolvidables que hemos podido vivir. Descubrir el museo de otra forma, amparados por la noche y el silencio, escuchar a los expertos de cada departamento, que han sido verdaderos profesionales y que han atendido todas nuestras dudasexplicándolas con la pasión que sólo da el amor por al arte, es algo realmente gratificante», comenta uno de los visitantes.

A otro nivel
Es el sentir general porque el Museo del Prado es uno de los buques insignia, una de las visitas más deseadas: «Es que está a otro nivel», comenta otra de las espectadoras nocturnas. «Nos hemos quedado fascinadas», apostilla. Los visitantes se adentran en los lugares más recónditos y ocultos del museo como el Gabinete de Dibujo, una de las áreas que habitualmente no están abiertas al público o los nuevos almacenes del Museo.Una perspectiva de la que muy pocos pueden presumir y, al tiempo, una experiencia mágica. «Nunca pensé que pudiera estar aquí de noche», se escucha en una de las salas.

El Museo del Prado fue diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva, por orden de Carlos III e impulsado por Fernando VII y su esposa la reina María Isabel de Braganza. Tomaron la decisión de destinar este edificio a la creación de un Real Museo de Pinturas y Esculturas que abrió sus puertas por primera vez en 1819.

Carlos V, su impulsor
Las colecciones reales, configuran gran parte de la colección actual del Museo del Prado. Comenzó a tomar forma en el siglo XVI bajo el emperador Carlos V y al que siguieron todos los monarcas que le sucedieron, tanto Austrias como Borbones. A ellos se deben los tesoros más emblemáticos que se pueden contemplar hoy en el Prado, tales como «El jardín de las Delicias» de El Bosco, «El caballero de la mano en el pecho», del Greco, que es uno de los lienzos que más admiración despierta. Poder ver estas obras en soledad y disfrutarlas sin prisa, en silencio casi absoluto es una experiencia única e irrpetible.

Debido a su importancia y a su gran afluencia (en 2011 batió su récord en número de visitantes, una cifra que supera los 2 millones de personas) el museo ha tenido que ir acometiendo sucesivas reformas y ampliaciones. Actualmente está inmerso en un proyecto cuyo objetivo es ofrecer la mayor visibilidad de las obras expuestas en el museo, convertir a la institución en un referente en el estudio y conservación del arte, y mejorar su actividad formativa y cultural.


Picasso y un centro de arte de vanguardia
Si el Prado es la máxima representación del arte clásico, el Museo Centro de Arte Reina Sofía encierra y concentra la mejor plástica de vanguardia. Es uno de los vértices del denominado «triángulo de oro» de Madrid (Prado, Reina Sofía y Thyssen y al que ahora se ha sumado Caixafórum) que fue construido para albergar un hospital general en la época de Fernando VI cuya obra recayó en las manos del arquitecto José Hermosilla, que diseñó un edificio majestuoso, compacto con formas rectangulares. Ahí descansa desde 1991 «El Guernica», uno de los atractivos de este viaje único. «La experiencia resulta estupenda, además está aquello de que el Reina Sofía está encantado, así que una visita nocturna es una experiencia fuera de lo normal. Imagínate...», asegura uno de los privilegiados. De noche, el imponente ascensor de cristal y el bellísimo patio de Nouvel lucen aún más.


Buenos tiempos para la lírica
Lo que acontece detrás del escenario es lo que más seduce a cuantos tienen el privilegio de ver el Teatro Real desde otra perspectiva. Aunque su actividad es frenética y hace que sea complicado organizar visitas, el «Viaje al Interior de la Cultura» de Telefónica ha hecho posible abrir sus puertas de noche. Lo mismo sucede con el Palau de les Arts, convertido en referente internacional del que se detallan en estos recorridos sus aspectos técnicos, artísticos, didácticos y musicales. Y es que el público desea ver lo que se «cuece» tras el escenario. «Conocer mejor el teatro es amarlo más», aseguran. En el Liceu se puede disfrutar de un concierto único en el Salón de los Espejos y se explica el proceso de montaje de una ópera, desde que llegan los decorados hasta el estreno, pasando por las salas de ensayo, de caracterización, de vestuarios, hasta los camerinos.