Conflictos laborales
La huelga parte a los sindicatos
El 15-M radicaliza a profesores que piden endurecer los paros/ Las centrales no se ponen de acuerdo en el cómo y el cuándo
Llevan más de una semana para ponerse de acuerdo y aún no lo han conseguido. A los sindicatos educativos les ha fallado su arma más potente, la de actuar en grupo. Intentan movilizar a los más de 17.500 profesores de Secundaria contra el Gobierno regional por ampliarles el horario lectivo de 18 a 20 horas, pero aunque aseguran que el colectivo «está molesto», no han logrado la unanimidad suficiente para convocar una huelga el día 14, día propuesto por ellos mismos. Sin poder hacer un cálculo sobre el seguimiento que tendría el «parón», decidieron someter la decisión a unas asambleas sin demasiado éxito, puesto que ya se han celebrado dos y no se ha llegado a ningún consenso. En la última, celebrada el jueves, los asistentes –unos 300– se volvieron, incluso, en su contra. Les pidieron un endurecimiento de las movilizaciones y llevar la huelga a los días 20, 21 y 22 de septiembre.
¿Qué ha sucedido? El origen de la separación está en el pasado 1 de septiembre, cuando en la primera de sus asambleas pidieron ayuda a los «indignados». Un portavoz del 15-M tomó la palabra en el auditorio Marcelino Camacho y aceptó «por consenso participar en todas las convocatorias de huelgas y manifestaciones para impedir el deterioro del sector educativo». Desde entonces, el 15-M lidera su «cruzada» contra Esperanza Aguirre, que ya ha calificado la huelga de «política» y de «ensayo general para lo que le espera al PP tras las elecciones del 20-N».
El pasado día 7, a la «cacerolada» frente a la Consejería de Educación fueron más de dos mil personas y lograron cortar la calle Alcalá. Un éxito, dijeron los sindicatos, ¿pero de ellos o de los «indignados»? Su liderazgo en la lucha contra Aguirre se esfumó y los sindicatos dejaron de ser dueños del cuándo, del dónde y del cómo de las protestas.
En segundo plano
El «modus operandi» del 15-M volvió a ser protagonista el jueves en la asamblea sindical. Los turnos de palabra sin límite entre el público, los abucheos y enfrentamientos con los líderes sindicales e incluso, el lenguaje gestual llevaba la marca de los «indignados». El espíritu «libre» y «antisistema» que promulgan los «indignados», ha menoscabado la unidad sindical que hasta ahora era lo único que tenían.
Sin el control de sus afiliados, el portavoz del sindicato de la enseñanza ANPE, Francisco Melcón, se desvinculó de la deriva radical que tomó la asamblea del jueves y ayer quiso dejar claro que su sindicato apoya «un único día de huelga y no tres». «Se quiere instrumentalizar al profesorado en unas movilizaciones desaforadas que no sabemos a dónde nos van a llevar», aseguró Melcón.
La posición de FETE-UGT es más radical y proponen ahora que la huelga del 14 se haga «a la japonesa» –trabajar más– y hacer «parones» los días 20, 21 y 22, como se pidió en la asamblea.
CC OO ya no coincide con sus compañeros en la enseñanza. Quieren que el 14 sea una «jornada de lucha» y no una «huelga a la japonesa» y apuestan por parar la Educación la próxima semana.
La falta de unidad y el comportamiento «indignado» de los afiliados sindicales fue analizado ayer también por la consejera de Educación de la Comunidad. Lucía Figar aseguró que «son los mismos que en el mes de agosto insultaban y agredían a peregrinos los que ahora opinan sobre asuntos del profesorado, y esto está politizando y radicalizando un conflicto, que tenía que haber terminado, porque no tiene nada que ver con intereses de los profesores ni con la calidad de la enseñanza». Por su parte, el secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, reaccionó ante la deriva que han tomado los sindicatos: «Quieren hostigar al Gobierno de Esperanza Aguirre invitando a los antisistema y radicales de izquierda».
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