Sostenible y sostenerse

Aparte de un quítame allá partidas millonarias prometidas y no ejecutadas con anterioridad –como hábilmente ha denunciado la popular González Vigo– sin embargo por supuesto que se ha de recibir positivamente el que la Junta de Andalucía vaya a destinar 600 millones de euros anuales durante los próximos cinco años (¿de dónde los sacarán?) a la conservación del medio ambiente y al fomento de usos sociales, culturales, recreativos y también empresariales relacionados con el territorio.
Ya estaba pasando demasiado tiempo sin sustanciarse el prometido programa de la Andalucía Sostenible, a decir verdad único leit motiv del gabinete Griñán hasta la fecha sin contenido. Ahora bien, esta política económica, que tan teñida de verde se nos presenta, por un lado parece insuficiente frente a los graves problemas de competitividad, modernización y formación de la mano de obra de los que todavía adolece la economía andaluza. Y por otra parte, a nadie se le escapa que estamos ante un nuevo guiño del partido gobernante a una Andalucía rural e interior que es su caladero de votos y que el PSOE sabe, como lo sabe IU y el PP, que lo está pasando mal, muy mal. Por tanto parece que lo sostenible, políticamente entendido, empieza sobre todo por uno mismo y de ahí este decidido impulso, de hoy y no de antes, a la actualización del Plan Forestal y del Plan de Desarrollo Rural. Sea como fuere ojalá que esta inyección de dinero – otra más – despierte por fin, ahora sí, a la iniciativa y al dinamismo a esos pueblos de cal blancos colgados de barrancos como canta Serrat. De lo contrario, sólo estaríamos ante un maná pasajero, ante un pan para hoy y hambre para mañana. La Andalucía rural lleva tres décadas de espera y algunos sociólogos ya han detectado que no se sostiene más. Y algún día pedirá un protagonismo mucho más allá de lo sostenible.