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Sencilla perfecta y bien organizada por Francisco Merino

La Razón La Razón

La sencillez ha sido la máxima en todo lo que concierne a la boda de la Duquesa y en cuestiones de protocolo se ha seguido la misma tónica. La asistencia de un reducido número de invitados ha minimizado las preocupaciones organizativas y tan sólo fue necesario ubicar correctamente a los presentes en la capilla de Dueñas: en las primeras filas, a los hijos con sus actuales parejas y, tras ellos, el resto de invitados y ex consortes. El hecho de que hayan acudido al enlace los ex yernos y ex nueras de Cayetana ha sido un acierto y en ningún caso supuso un error protocolario, pues al tratarse de una boda muy familiar, la Duquesa ha invitado a sus seres más queridos, entre ellos, a las anteriores parejas de sus hijos, con quienes mantiene una relación estupenda. En cuestión de vestuario, el toque torero que Victorio y Lucchino han dado al traje de novia supo captar a la perfección la esencia de Cayetana; es más, si hubieran diseñado un vestido de corte clásico, habrían caído en un gran error. La elección ha sido perfecta desde el punto de vista formal, al igual que la del novio, aunque habría sido de sobresaliente si hubiera adornado su chaqué con un pañuelo a juego con la corbata. El resto de los invitados acertaron con sus prendas de gala: de etiqueta, ellos y con traje corto, tocados y pamelas, ellas. Las mejores, sin duda, Eva González y Carmen Tello: supieron congeniar la sobriedad con la elegancia.

Francisco Merino
Dir. Escuela Internac. de Protocolo de Madrid

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