Asia

Córdoba

La locura del 11

Supersticiosos y agoreros se paralizaron por el día de ayer: 11 del 11 de 2011 n Los sociólogos aseguran que esta actiud revela «nuestro comportamiento primario» 

La locura del 11
La locura del 11larazon

 A la inmensa mayoría de los mortales ni les tocó la lotería ni conocieron a su media naranja ni mucho menos encontraron el trabajo de su día –no hablemos ya en España– a lo largo del día de ayer. Sin embargo, el viernes 11 de noviembre de 2011 fue «trending topic» en internet; en nuestro país, 5.000 personas se sumaron a 4.500 más en una iniciativa solidaria para que a las 11 horas, 11 minutos y 11 segundos sonara en sus móviles la Quinta Sinfonía de Beethoven; en Asia, las bodas se multiplicaron, las madres rezaban por dar a luz de inmediato y los empresarios adelantaron a ayer la apertura de sus negocios.

Mientras un brasileño afirmó que completó la vuelta al mundo en bicicleta tras iniciarle el 8 del 8 de 2008, miles de argentinos practicaban meditaciones colectivas a los pies de un cerro de Córdoba acompañados –aseguraban– de ovnis.

Era la «fiebre» del 11. Concretamente, la del 11 del 11 de 2011. Y, por alguna razón, había quien esperaba que algo se ocultara tras esta coincidencia. Eso sí, no sabemos si bueno o malo. Los más agoreros –y, por qué no decirlo, «friquis»– asocian los dos dígitos a los atentados del 11 de septiembre –en parte también por la propia disposición de las torres gemelas–. De hecho, noticias recientes como la llegada a la Tierra del asteroide 2005 YU55 no ha hecho más que alimentar las conjeturas «apocalípticas». Por contra, los más optimistas recuerdan que en la misma fecha, pero de 1918, la humanidad soltó un suspiro de alivio tras la firma del armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial.

Numerología

Desde el punto de vista matemático, la cifra no encierra misterios. «Son casualidades y punto. ¿Qué sucede una vez cada 100 años? También mañana –hoy para el lector–, el 12 del 11 de 2011, es una fecha que no se repetirá hasta el siglo que viene», apunta Javier Fernández de Bobadilla, matemático del CSIC.

Pero desde el punto de vista de la numerología, la cosa cambia. «No es una ciencia», aclara a este diario la numeróloga Gema Ruiz. «Más bien sería un arte por el que, a través del nombre, los apellidos y la fecha de nacimiento de la persona se pueden traducir sus dones, talentos y capacidades innatas, pero también las dificultades por las que puede atravesar», añade.

Entonces, ¿cómo interpreta la numerología este número capicua? El 11 es un número que denota conocimiento espiritual. «Es un número maestro», dice Ruiz. «Está relacionado con todo lo que tiene que ver con la intuición y la espiritualidad. Conecta a las personas con una nueva energía», explica. De ahí que, ayer, «muchos grupos se hayan reunido para practicar la meditación y el silencio, de tal forma que tengan más posibilidades de conectar con su ser».
Huir de fatalismos

Tan importante como el 11 es el hecho de que la suma del día, mes y año –11+11+2011– den como resultado el ocho. «Es el número del cambio, de la transformación, la alquimia. Simboliza el poder, el dinero y el éxito», señala. En todo caso, esta práctica huye de fatalismos asociados a la fecha. «No hay ninguna base», dic Ruiz.

La superstición se apoderó de nosotros. «Las personas interpretan las coincidencias como momentos de oportunidad. Siempre depende de la importancia que le concedamos al azar», señala a LA RAZÓN Antonio López, doctor en Sociología y catedrático de Trabajo Social de la UNED. Pero si hay personas que decidieron casarse ayer se debe también «a una necesidad de distinguirse y asociar esa fecha a un acto». «Hay una reminiscencia pitagórica. Se busca que la fecha esté ligada a un acontecimiento especial, para el que se espera que suceda algo relevante», añade. Prueba de ello, recuerda, es la campaña organizada por la ONCE, que ayer celebró un sorteo especial con motivo de la fecha.

¿Qué nos hace supersticiosos? Hablamos de una conducta que se remonta a la mitología y nos emparenta con nuestros más remotos antepasados «Es como cuando un rayo caía sobre una cosecha y la arruinaba. Se celebraba un ritual para impedir que la maldición se repitiera», dice el psicólogo Pedro Rodríguez. Y es que «si bien hemos adquirido las capas más superiores de conocimiento y comportamiento, continuamos con esa capa más primaria: buscar motivos sobrenaturales para afrontar problemas que no tinen respuesta».