Pekín
2050: el español derrota al inglés
Humberto López Morales (Cuba, 1936) sabe que suena a provocación pero no suele hablar en balde. Asegura que en 2050 el español será el idioma más hablado de Estados Unidos. Es una cuestión de cifras, de la progresión geométrica de la descendencia de hispanos frente a la pobre aritmética de los angloparlantes
Que no. Que no se deja llevar por la euforia de estos tiempos, con el Nobel de Vargas Llosa, la presentación de la Ortografía, la Gramática el año pasado. «Es una proyección real, por la entrada de inmigrantes y los hábitos de natalidad», se defiende. En la primera potencia mundial nacerán 105 millones de hispanohablantes en las cuatro décadas que vienen. «Y existe una diferencia sustancial. Porque los primeros inmigrantes se avergonzaban un poco del español, lo hablaban sólo en casa. Ahora, los hijos piden a sus padres que les enseñen, porque hablar español les ayuda a encontrar trabajo o a conseguir ascensos. Las estadísticas de las diferencias de sueldo son muy claras y lo dicen los sociólogos», asegura con indisimulado orgullo. El español será entonces la segunda lengua más hablada del planeta tras el chino.
López Morales, miembro de la Real Academia, acaba de publicar «La andadura del español en el mundo» (Taurus), un ensayo que comienza en tiempo de Alfonso X el sabio, cuando el castellano era un dialecto de menor importancia que el leonés o el catalán, y avanza hacia la realidad de un idioma presente en medio mundo, deteniéndose a un lado del camino para mirar el mosaico que forma en las fronteras geográficas y culturales del mundo. «No ha sido un camino fácil –dice López Morales–. Porque cuando triunfan las guerras de la Independencia, 300 años después de la llegada de Colón, sólo hay 3 millones de hablantes de castellano en todo el continente, es decir, los españoles y sus descendientes ¡una cifra ridícula!», afirma. La explicación de López Morales es que la colonización española «cristianizó su proyecto» y dio más importancia a la evangelización que a la lengua. «Los predicadores aprendieron el idioma nativo antes que enseñar el suyo, y así fue como una lengua como el quechua llegó a extenderse al norte de Argentina», cuenta. El castellano o español no fue en su expansión una lengua intolerante, ni en el continente ni en la Península, a diferencia del inglés o del francés. «Los primeros que prohibieron las lenguas indígenas fueron gobernantes hispanoamericanos», dice López Morales.
Geopolítica
«Y ahora, cada minuto entran 2,5 hispanos en Estados Unidos, y proliferan las cadenas de televisión y radio. En Brasil, dentro de 10 años, habrá 30 millones de castellanoparlantes como resultado de las políticas de enseñanza obligatoria del idioma en las escuelas. Y eso que Francia lo ha intentado todo para imponerse, pero no lo ha conseguido», dice el académico, quien aborda un momento la geopolítica y pasa a hablar de Filipinas y la «estupidez» de la ex presidenta Corazón Aquino al relegar al español y del «esfuerzo» que Gloria Macapagal ha desplegado para formar 2.000 profesores y reintroducir la lengua en las escuelas. López Morales se expresa muy rápido y salta de continente: «Guinea Ecuatorial, gracias a la UNED y a la Universidad de Alcalá, ha conseguido que amplias capas sociales aprendan a escribir el español, que sólo saben hablar, y ahora este país lidera una serie de naciones que quieren hacer negocios en español. Se está viviendo una auténtica revolución». Y el académico salta otra vez para hablar de la pérdida de complejos de países pequeños, como Belice o Puerto Rico, bajo influencia anglosajona, pero que ven que «lo inteligente es apoyar al español».
El instituto Cervantes da una suma de hablantes más generosa que otras instituciones como la Unesco (ver gráfico). Habla de 450 millones, para una estadística en la que algunas publicaciones especializadas en demografía como «Ethnologue» baja los humos hasta los 322.
Pero el auge es imparable: «En el centro del Cervantes de Pekín no damos abasto, las clases están a rebosar», dice Carmen Caffarel, directora de la institución. Está de acuerdo en que el futuro es prometedor porque cada vez que un país apoya la enseñanza del español, o sigue las demandas de sus ciudadanos por aprender la lengua, se crea un efecto multiplicador. «Coincido con Humberto. El castellano no sólo tiene detrás una cultura vastísima que es en sí misma una razón para aprenderlo, es que se ha convertido en una opción de futuro profesional para los que lo hablan, y esa es la mejor razón para tener confianza en que nos estamos acercando al inglés en este momento», asegura la directora del Cervantes.
Aunque, según dónde se mire, hay estadísticas más desalentadoras. Por ejemplo en internet, uno de los indicadores de desarrollo más claros de la sociedad global. Frente a las 9.890 millones de páginas web en inglés, hay 681 milones en lengua española. Sólo el 5% de páginas frente al 25% de usuarios, es decir que hay mucho potencial de crecimiento, pero es lo que suele decirse de las estadísticas negativas. «También tenemos mucho que avanzar en cuanto al uso del español como lengua para la transmisión de conocimiento. El inglés es el único idioma científico y no hay discusión en esto», lamenta Caffarel.
Pero estas realidades no empañan el futuro de la lengua, según el académico: «Hoy somos el 5,7% de la población mundial. En 2030, el 7,5, y en 2050, si no cambian los rumbos, el 10% del planeta se entenderá en español. Esperemos que así sea», concluye López Morales
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