Pedrosa y Lorenzo aprovechan el lío

Dice Juanma Lillo que los partidos de fútbol son como los melones, que hasta que no los calas no sabes como van a salir. Lo mismo sucede con las carreras de motos como la de Motegi, en la que se pudieron ver las cosas más impredecibles. Por ejemplo, un fallo de Stoner, el primero no forzado que se permite esta temporada. Es verdad que se cayó en Jerez, pero aquel día toda la culpa fue de Valentino Rossi, que se lo llevó por delante sin discusión posible. Ayer, falló él y facilitó la victoria de Pedrosa y que Lorenzo siga vivo en el Mundial. El australiano había salido como casi siempre: a tope y sin mirar atrás, pero cuando comenzaba su escapada se encontró con un bache en el camino. La imperfección del asfalto dio lugar a un fuerte latigazo en su Honda, que durante unos segundos se quedó sin frenos. Lo suficiente para salirse de la pista y pasar a la mitad del «pelotón». Nadie esperaba esto del «machacón» Stoner, para el que tampoco fue una tragedia. Tenía 44 puntos de ventaja al frente del Mundial y el imprevisto le obligó a perder sólo cuatro. Son 40 respecto a Lorenzo a falta de 75 por repartir, así que mantiene todas las opciones y hasta tiene opciones matemáticas de cerrar la disputa en su casa en dos semanas y celebrar su cumpleaños.

«Veo muy difícil que Casey no acabe las próximas tres carreras, pero este segundo puesto que no esperaba nos sirve para seguir vivos», decía Lorenzo, una isla en mitad del dominio de Honda. Jorge no salió tan bien como hubiera deseado, pero todas las circunstancias se pusieron de su parte. Primero el resbalón de Stoner y antes la infracción en la salida de Dovizioso, algo que le obligó a pasar por la calle de boxes y a dejar el camino libre a los españoles. El negocio perfecto para el mallorquín hubiera sido ganar la carrera, algo que no tuvo cerca en ningún momento. Sin las otras dos unidades del Team Repsol por delante, Pedrosa se puso en cabeza y no dio opción. «Si hubiera podido adelantarlo se habría puesto más tenso, pero no he sido capaz y se ha escapado con facilidad», explicaba Jorge. Dani al frente es imparable y nadie pudo evitar que pusiese su nombre en la historia del motociclismo español junto a la victoria número 400. Fue su primera vez en Motegi en la categoría reina y un año después de que en ese mismo trazado se dejase la clavícula cuando trataba de soñar con el título de 2010. Allí empezó su última mala racha con los huesos, así que la sonrisa no le cabía en la cara: «Mi relación con este circuito es de amor-odio. Estoy muy contento, porque aquí he tenido buenos y malos resultados, y también algunas lesiones graves, por lo que volver aquí después de lo que pasó el año pasado y ganar es fantástico», decía antes de subirse al podio.

Menos risueño estaba Stoner, masticando el sabor amargo de su problema con los frenos e impaciente por sentenciar un Mundial que parece imposible que no sea suyo. En el lado de los disgustados también estaban Elías y Bautista, que rozaban su mejor resultado del curso cuando se encontraron con el asfalto. Barberá es el que se hizo más daño, con fractura y conmoción incluidas. Rossi, ilusionado con poder hacerlo bien, no pasó de la primera curva.