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Obama pide al futuro líder chino que se respeten las reglas comerciales

El presidente Barack Obama cuidó hasta el último detalle de la visita del vicepresidente de China, Xi Jinping: fue recibido junto con el vicepresidente Joe Biden en el despacho Oval, permitió que los fotógrafos captasen varias instantáneas del encuentro, le ofreció un almuerzo ayer de más de 200 invitados y el menú lo preparó un famoso cocinero chino, que creció en Ohio.

Obama pide al futuro líder chino que se respeten las reglas comerciales
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Detrás de toda esta presentación, se escondieron una serie de contenciosos en los que el que será el próximo presidente de China, Xi Jinping, tiene poco margen de maniobra. Entre ellos, destaca el comercio, la política monetaria y la creciente presencia militar de China.

"Queremos trabajar con China y asegurarnos de que todo el mundo lo hace con las mismas reglas en el sistema económico mundial", indicó Barack Obama en clara referencia a la política monetaria de Pekín. En la misma línea, el vicepresidente Joe Biden dejó claro que Washington desea que el meteórico ascenso de la nación asiática como potencia económica sea responsable y asegure un equilibrio en los flujos comerciales.

Consciente de que su mensaje resonó en China, Xi sonrió a Obama, pero sin ceder un ápice en la dura defensa de los intereses de su país, sobre todo, después de que este viaje de cinco días ha recibido una gran cobertura en el gigante asiático. "El principal propósito de mi visita es poner en práctica el acuerdo importante que usted ha alcanzado con el presidente Hu Jintao y trabajar en la relación entre China y Estados Unidos", indicó el político del gigante asiático, atacado en repetidas ocasiones durante la campaña republicana en las primarias.

Los candidatos conservadores han hecho responsable a Pekín de todos los problemas económicos de Estados Unidos. Saben que la mayor preocupación de los votantes en las elecciones presidenciales de noviembre será la economía. Y la demagogia contra China es el arma arrojadiza perfecta para crear más crispación entre el electorado.

A medida que Obama consiga reducir la tasa de paro, situada actualmente en el 8,3 por ciento, subirá su popularidad de forma paulatina en las encuestas. Pero el demócrata sabe que las fábricas, que se cerraron en Estados Unidos y abrieron en China -donde los costes son más baratos y apenas se respetan los derechos laborales-, jamás regresarán al país estadounidense.

Respecto a la cuestión de los derechos humanos, Obama, que no obtuvo respuesta por parte de Xi, recordó que "seguimos con la creencia de la importancia de reconocer las aspiraciones y los derechos de las personas". Todavía así, Xi sí hizo referencia a este asunto durante la comida en el departamento de Estado, a la que acudieron políticos y hombres de negocios de Estados Unidos.

Esta visita, que supone el primer encuentro entre Xi y Obama, marcará el futuro de las relaciones entre los dos países. Igual que lo hizo la que hace diez años realizó el actual presidente Hu Jintao, que nunca ha sintonizado con Obama.