Un tinto gallego

Además de los grandísimos albariños y otros blancos gallegos, hay una leve pero fantástica tradición de tintos. La bodeguera familia Méndez ha contado con la magia de Raúl Pérez, ese ideólogo del vino llamado a ser grande, para crear Goliardo. La uva es la autóctona caino y el resultado es un vino raro y muy atlántico, como la zona donde se cría. Se trata de un ejemplar al que le cuesta abrirse, pero cuando lo hace es una explosión gozosa de mineralidad y salinidad. Vino muy balsámico con recuerdos al eucalipto. Tiene un tenue tostado de madera. Su ataque en boca es espléndido, un poco rústico, pero gracias a su rotunda acidez y una seductora frescura Goliardo es persistente, muy frutal, muy mineral y sabroso, y una exquisitez para quien sabe esperar y saltar por encima de los tópicos que sólo hablan del vino blanco
gallego. Todo un reto y un descubrimiento.

Bodegas:
Forja del Salnes
D. O: Rias Baixas
Nombre: «Goliardo»
Precio: 25 euros