Teherán

Ahorcados 11 suníes iraníes en venganza por un atentado

11 presuntos miembros del grupo terrorista Yundula (Soldados de Dios) que habían cometido atentados en los últimos meses en la provincia iraní de Beluchistán fueron ahorcados en la cárcel de Zahedan, informaron fuentes judiciales.

La Razón
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 Aunque el principal detonante fue el ataque, la semana pasada, en el que murieron 39 fieles chiíes y Yundula reivindicó el ataque. Lo hicieron como venganza del ahorcamiento de su líder, Abdul Malik Rigi, a principios de año. Ahora es el régimen iraní el que se toma la revancha.

«Once miembros del grupo terrorista y mercenarios que tuvieron algún rol en las actividades terroristas, ya fuera enfrentándose a la Policía o matando a inocentes, han sido ahorcados», declaró Ebrahim Hamidi, jefe del Departamento de Justicia de la provincia al sureste iraní de Sistán-Baluchistán, donde Yundula está activo. Las ejecuciones tuvieron lugar al amanecer en Zahedán, la capital de dicha provincia.

Los terroristas habían mantenido fuertes enfrentamientos con la Policía iraní tras los atentados sufridos por inocentes en algunas provincias del suroeste del país, señalaron las fuentes según la cadena de televisión pública iraní PressTv.

La agencia de noticias oficial, IRNA, identificó a los colgados y dio sus nombres enteros. Según la agencia AP, sus apellidos indican que eran miembros de la minoría étnica suní Baluchi, en una zona de dominación chií.

Yundula se opone al régimen chií de Irán. Fue creado en 2002 para «defender los derechos de la minoría musulmana suní» del país, en el que los clérigos chiíes están en el poder desde la Revolución Islámica de 1979. El líder de la organización, Rigi, fue detenido el pasado 23 de febrero en un vuelo entre Dubái y Kirguizistán que fue obligado a aterrizar en Bandar Abbas, en el sur de Irán, cuando cruzaba el cielo iraní.

Fue condenado a muerte por su responsabilidad en 79 operaciones armadas, con un saldo de 154 muertos entre militares y civiles.