Bruselas
Aumenta el riesgo de guerra civil en Costa de Marfil
Fuerzas leales a Laurent Gbagbo bloquearon hoy en Abiyán la sede del Gobierno de Alassane Ouattara, reconocido por la comunidad internacional como presidente electo de Costa de Marfil, lo que ha incrementado la tensión y el riesgo de guerra en el país.
Miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad cerraron los accesos al Hotel Golf de Abiyán, donde Ouattara ha instalado su sede, fortificada por las Fuerzas Nuevas y los "cascos azules"de la Operación de la ONU en Costa de Marfil (ONUCI).
El cierre de la zona se produjo tras el incidente ocurrido hoy, en el que policías marfileños, también leales a Gbagbo, que intentaban cercar el área del Hotel Golf, intercambiaron disparos con milicianos de las Fuerzas Nuevas y "cascos azules".
En el enfrentamiento de la mañana no hubo víctimas, según dijeron a Efe fuentes de ambos bandos, y el área se mantiene en calma, aunque la tensión ha crecido y con ella el temor a la reanudación de la conflagración civil, que dividió al país entre 2002 y 2007.
Las fuerzas que rodean el Hotel Golf no han permitido hoy el acceso a los periodistas que acudían al lugar para recoger una declaración anunciada por Guillaume Soro, líder de las Fuerzas Nuevas, primer ministro del Gobierno de unidad con Gbagbo desde 2007 y designado ahora para el mismo cargo por Ouattara.
Soro dijo en días pasados que esta semana esperaba poder hacerse cargo de la dirección de los departamentos del Gobierno, cuyas sedes siguen en poder de Gbagbo, que ha ejercido la Presidencia en los diez últimos años y pretende seguir en el cargo otros cinco, pese al rechazo internacional.
También afirmó Soro que "el proceso de normalización en curso es irreversible", tras pedir a los funcionarios públicos y militares que reconozcan la victoria de Ouattara en la segunda vuelta de los comicios presidenciales del pasado 28 de noviembre, de acuerdo con los resultado de la Comisión Electoral Independiente (CEI).
Antes del incidente de hoy y el bloqueo de la sede de Ouattara, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas marfileñas, Philippe Mangou, había advertido a la ONUCI y a los militares franceses destacados en Costa de Marfil que se mantuvieran al margen del conflicto postelectoral.
La semana pasada, el comandante de la Guardia Republicana, general Dogbo Blé, arremetió contra la ONU y advirtió de que atacarían el Hotel Golf, lo que llevó a los soldados de la ONUCI a tomar medidas especiales para defenderlo, junto con las Fuerzas Nuevas.
Hoy mismo, en Bruselas, los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) han acordado preparar medidas contra las personas que "están obstruyendo el proceso de paz y reconciliación nacional"en Costa de Marfil, en referencia a Gbagbo y su entorno.
Las sanciones podrían incluir la congelación sus bienes en territorio comunitario y la suspensión de la concesión de visados a los afectados, mientras se adoptan "medidas en apoyo de las autoridades elegidas democráticamente".
"Es imperativo que el deseo soberano expresado por el pueblo marfileño sea respetado", subrayaron los ministros de Exteriores de la UE, que ha reconocido como presidente electo de Costa de Marfil a Ouattara y pedido a todas las partes "calma y responsabilidad"para que haya un traspaso de poder "pacífico".
Gbagbo, elegido presidente en 2000 para cinco años y que ha prolongado otros cinco su mandato debido a la guerra civil de 2002 a 2007, no ha aceptado su derrota en los comicios pasados y pretende seguir otro quinquenio en la Jefatura del Estado.
Según la Comisión Electoral Independiente (CEI), Ouattara obtuvo un 54 por ciento de votos, frente al 46 por ciento de Gbagbo, algo admitido unánimemente por la comunidad internacional.
El Consejo Constitucional, formado por partidarios de Gbagbo, no aceptó tampoco el escrutinio de la CEI y, tras anular los resultados en siete departamentos favorables a Ouattara, dio la victoria a Gbagbo, con un 51,5 por ciento frente al 48,5 por ciento de su rival.
Ambos se invistieron posteriormente presidentes y nombraron sendos primeros ministros y gabinetes, lo que ha generado una gran tensión en Costa de Marfil, cuya mitad sur está bajo el control de las Fuerzas Armadas, mientras el norte lo controla la milicia de las Fuerzas Nuevas, que no se desarmó tras la conflagración.
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