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ANÁLISIS Efectos de una apreciación

La Razón
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El sábado pasado, el Gobierno chino anunció la ruptura del esquema de tipos de cambio fijos que, hasta el momento, había unido al renminbi con el dólar. El nuevo esquema, en el que el renminbi cotizaría «más flexiblemente» frente a una canasta de monedas, fue muy bien recibido en todo el mundo. La opinión generalizada es que, con el actual esquema, China mantiene artificialmente devaluada su moneda potenciando sus exportaciones, a costa de las europeas o las norteamericanas. Con la nueva configuración, el renminbi se apreciaría, ayudando a corregir este «desequilibrio global». Pero lo cierto es que no está claro qué sucederá una vez el nuevo régimen entre en funcionamiento. Hay quienes argumentan que el crecimiento de China se resentirá con fuerza. Los efectos serán muy negativos en términos de exportaciones y estabilidad financiera. Y hay quien, por el contrario, asegura que no hay nada que temer: la última apreciación del renminbi, entre 2005 y 2008, en plena expansión económica mundial, apenas tuvo efectos tangibles. Eichengreen y Rose, ambos profesores en Berkeley, acaban de publicar un interesante estudio sobre este tema. En su análisis, observan el comportamiento de 27 economías al apreciarse su moneda tras abandonar un esquema de tipos de cambio fijos. Las conclusiones son claras: el producto interior bruto apenas se contrae, no aumenta el riesgo de crisis financieras, no empeora la posición por cuenta corriente del país y la inversión no se resiente. Pese a que China no forma parte del estudio de Eichengreen y Rose, la experiencia de otros países permite ser optimista en cuanto al crecimiento futuro de su economía. Y aunque una ligera contracción no es del todo descartable, contentar al G-20, a Europa y a Estados Unidos con una sola medida bien puede valer ese precio.