CRÍTICA / «Cartas a Julieta»: Amor y pasta

Director: Gary Winick. Guión José Rivera y Tom Sullivan. Intérpretes: Amanda Seyfried, Vanessa Redgrave, Gael García Bernal. USA, 10. Duración: 105 minutos. Comedia romántica.

Amar significa no decir nunca lo siento. El amor no tiene edad. Prefiero un minuto contigo que una eternidad sin ti. Ni la estrella más lejana me impediría verte. Y etcétera... Imagínense un muro de las lamentaciones empapelado con frases tan originales como éstas y estarán cerca, sólo un poco, de sentir el tedio que una comedia romántica puede provocar en el espectador más alérgico al sol de la Toscana. La aventura de Sophie (una desaprovechada Amanda Seyfried) empieza a los pies del balcón de Julieta, en la romántica Verona. Una carta de amor escondida durante medio siglo detrás de una piedra la despierta de su anestesia sentimental.

El amor no es un chef (patético García Bernal) más preocupado por los fetuccini que por darte un beso: el amor es una jubilada (Redgrave) dispuesta a patearse todos los hoteles rurales de lujo de la región para reencontrarse con el hombre al que quiso (Franco Nero, su marido en la vida real), el amor es un galán que tiene tanto carisma como un gnomo de porcelana, el amor es una novela rosa que te publicará el «New Yorker» (¿). Con este panorama, «Cartas a Julieta» nos quiere hacer creer en el amor. Ingenuos serán los que le hagan caso.