España
La píldora y los preservativos por Sergio ALONSO
A Leire Pajín, ministra cuyos proyectos sanitarios están aún por ver, a tenor de las decepcionantes comparecencias públicas que ha protagonizado hasta ahora, le ha faltado tiempo para sacar pecho por el descenso cosechado en el número de abortos en España. Según dice, por primera vez en una década las cifras han bajado. Para más señas, un 3,7 por ciento el pasado año, con respecto a 2008. Y lo achaca, ufana, a la píldora del día después, un fármaco liberalizado de manera irregular por parte del Gobierno al que pertenece. Lo que no cuentan la ministra ni su departamento, pero sí revelan las estadísticas, es que la reducción de las interrupciones del embarazo se ha restringido únicamente a la población inmigrante, mucho menos numerosa que en el pasado como consecuencia de la crisis. Es más, en las españolas los abortos han subido. Un 3 por ciento, nada más y nada menos. Tampoco dicen nada Pajín y sus lugartenientes de un efecto perverso para la Salud Pública derivado de la venta libre de la píldora postcoital. Liberalización, por cierto, que está haciendo de oro a los fabricantes. El efecto es el descenso experimentado en el uso del preservativo como método preventivo de los embarazos. En 2009, según datos de Nielsen, se vendieron 124 millones de unidades en España, cifra alta a priori, pero inferior a la de 2008, año en el que se comercializaron 126 millones de preservativos. El descenso, que será mucho más acusado en 2010, puede tener consecuencias en lo que se refiere a la transmisión de enfermedades venéreas e, incluso, infecciones virales como la del sida. El efecto es claro: a más píldoras, menos preservativos y más contagios. Mientras esto ocurre, Pajín prefiere mirar hacia otro lado para presumir encima de datos ficticios.
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