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La pasión según Sevilla

Tres temporadas después, vuelven los derbis. El «espíritu Puerta» ha recuperado un clima de cordialidad que no se recordaba hace tiempo

La pasión según Sevilla
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SEVILLA- No sólo Sevilla estaba ansiosa de derbi. Más de dos años sin pasión directa, cara a cara, son demasiados. Tampoco el destino, condicionado por un calendario teledirigido, pudo esperar. El Betis-Sevilla salió en la primera jornada, aunque la huelga de jugadores mantiene la fecha del partido en el aire. Sólo dos veces había ocurrido en 82 años de historia de la Liga. Una vez en Heliópolis (1963-64, con triunfo verdiblanco por 3-1) y otra en Nervión (de nuevo victoria bética, por 1-2, en la 1987-88).

El último derbi oficial, el correspondiente a la jornada 22ª de la 2008-09, un 8 de febrero de 2009, también cayó de lado bético. 1-2 con goles de Kanouté, Oliveira y Sergio García. Fue el triste consuelo para un Betis que acabó descendiendo para purgar durante dos ejercicios en la Liga Adelante las culpas de una administración social y deportiva decadente. Antagónica a la de un eterno rival para el que Europa, con episodios gloriosos en Eindhoven y Glasgow, no ha dejado de ser un destino recurrente. Este ejercicio por octava temporada consecutiva.

Es la historia de una rivalidad en muchas ocasiones, por desgracia, mal entendida. Suficiente para degenerar la noble condición del balompié hasta un punto de violencia insospechado. Ochenta y cuatro duelos directos en Primera División reducidos a imágenes radicales que nada tienen que ver con el deporte. Con el fútbol, capaz de dividir en Sevilla a familias o grupos de amigos por mor de una manera especial de sentirlo y vivirlo. Pero desde el respeto y la nobleza, dos condicionantes cuya regeneración tuvo un alto precio. El «espíritu Puerta» devolvió al derbi su dignidad. El fútbol volvió a ser fútbol. Sólo con eso ganaron las dos partes, en particular, y el deporte y el espectáculo, en general. No es poco.

Aunque aún resta más. Mucho más. No se recuerda un ambiente de derbi tan sano como el actual. La regeneración verdiblanca, en el terreno de juego y en el palco, ha hecho evolucionar, además, la tolerancia en las relaciones institucionales hacia la deferencia. El eterno rival ya no es un tabú. Sevilla y Betis, Betis y Sevilla, hablan del adversario con normalidad.

Aunque esa naturalidad no quede exenta del pique. Ingrediente básico, por otra parte, de cualquier duelo de máxima rivalidad que se precie. A la pregunta: «¿Puede el Betis competir este año con el Sevilla?» Marcelino, novato en estas lides, contestó un simple «no». Nunca un monosílabo tuvo tanta repercusión. En la sección heliopolitana, se entiende, presta a recordar que el Betis quedó por delante del Sevilla tras sus dos penúltimos ascensos, en 1995 (tercero y quinto) y 2002 (sexto y octavo), y no perdió ninguno de los cuatro derbis: ganó los dos de la 1994-95 y empató sin goles los de la campaña 2001-02.

A fin de cuentas, la Liga 2011-12 en Primera División recupera un aliciente más. Aún no se sabe cuándo se jugará, por culpa de la huelga de los jugadores que, sin embargo, no aplaza las ganas de derbi. De este derbi, sometido a una cura de desintoxicación que parece haberlo dejado con lo indispensable: fútbol, pasión y sana rivalidad. Un triunfo, esta vez, compartido.


Ambas aficiones también ganan
La «guerra fría» ha dado paso a una rentable época de alianzas. Betis y Sevilla han llegado al inédito acuerdo de fijar en 40 euros el precio mínimo para las entradas de los derbis. En la primera vuelta, el Betis ofrecerá 1.300 localidades aun a sabiendas de que, en la segunda, el Sevilla no podrá superar las 800.