Túnez
La generación Facebook marroquí planta cara a Al Qaida
Contra el terrorismo y por la libertad serán los lemas más coreados en las marchas del Primero de Mayo en Marruecos.
Madrid- Nadie va a abandonar en Marruecos. Nadie quiere tirar por la borda lo poco, o mucho, que se ha avanzado desde el pasado 20 de febrero. Y mucho menos los jóvenes que abanderan, a través de internet, la transición hacia una verdadera democracia. «Somos un movimiento pacífico y queremos cambios, pero rechazamos todo tipo de terrorismo y de violencia», proclama por teléfono Selma Maarouf, 24 años, estudiante de Biología y una de las integrantes del Movimiento 20 de Febrero. La matanza de Marraquech, que marcará un antes y un después para el reino alauí, «ha sido horrible, y no sólo iba dirigida contra Marruecos sino contra todo el mundo», lamenta en conversación con LA RAZÓN.
Sin embargo, Selma, como sus demás compañeros, no oculta sus sospechas de que, a partir de ahora, pueda aumentar la represión por parte de las autoridades, temerosas de que las protestas en la calle alienten a los terroristas a cometer nuevos atentados pero también –sospechan– deseosas de encontrar excusas para triturar las protestas pro democracia.
«Hay muchos nervios», afirma, «y no podemos descartar que el Gobierno trate de "limpiar"todo». Y "limpiar", se temen, puede significar más intimidación contra quienes reclaman la apertura, la ralentización –si no el frenazo en seco– de la excarcelación de cientos de presos, más controles policiales, y quizá hasta detenciones.
No son nuevos esos temores. Al día siguiente de la primera manifestación en Rabat, el 21 de febrero, Selma, Kamilia, Ikram y Abdallah, cuatro de los integrantes de esta «revolución Facebook», ya desconfiaban de cualquiera que estuviera cerca cuando nos reunimos en un café de la estación central de la capital marroquí. El chico, Abdallah Aballagh, 23 años y estudiante de Económicas, advertía a sus compañeras de un sospechoso: «Hablad más bajo, está escuchando», a pesar de que el individuo, en principio, no mostraba especial interés en el grupo. Pero en Marruecos nunca se sabe. Se sospecha de todo y de todos, posiblemente con razón.
Sin ir más lejos, en las manifestaciones que se han sucedido desde el 20 de febrero pocas veces se han visto uniformados, aunque varias han acabado a golpes y con detenciones «express». En todo caso, las intimidaciones han sido constantes, según los jóvenes. «Todos recibimos mensajes insultantes. Uno decía "¿Estás feliz ahora con todo lo que has causado?". Y terminaba: "Dios, Patria y Rey"», recuerda Kamilia Raouyane, 22 años y estudiante de Ciencias de la Información.
Selma añade que algunos de los que consideraba amigos la han borrado de sus contactos. «Pero no lo siento. Si por reclamar una vida mejor dejan de ser mis amigos, es que no tenemos nada en común», zanja. Los «acosadores» también les piratearon su vídeo, el que los hizo famosos en internet, y lo doblaron con otras voces que «decían cosas tan absurdas como que no acudiríamos a las marchas porque íbamos a ir a la peluquería o a cenar a un restaurante, imagínate», exclama. Su vídeo, el bueno, lo muestran con enorme orgullo: «Lo hicimos muy rápido, con la cámara de un amigo y en casa de otro». No les costó un solo dirham, y su repercusión en las redes sociales fue inmediata.
Lo cierto es que su principio fue tan casual como extraordinario. «Éramos amigos virtuales a través de Facebook. Vimos lo que pasaba en Túnez y Egipto, y decidimos hacer algo». Así nació el Movimiento del 20 de Febrero, pero Selma lo explica sin darle importancia, como el que bebe agua. «Nos juntamos 25 en la red», añade Kamilia, «y comenzamos a discutir qué podíamos hacer. Días después quedamos todos para tener un encuentro cara a cara y seguir hablando». La «generación Facebook» marroquí acababa de ponerse en marcha. Desde entonces han pasado muchas cosas. El rey Mohamed VI ha anunciado reformas constitucionales, excarcelaciones de presos y aumentos de salarios. Pero los jóvenes quieren más. Su reivindicación, dicen, es dignidad. Una dignidad que va unida al trabajo, a una vida mejor, a la libertad de expresión.
Políticos desprestigiados
No entra en sus planes hacer carrera política, pero es ahora cuando están empezando a ser conscientes de lo que han logrado. Casi sin querer, un pequeño grupo de internautas ha sacudido la adormecida y profundamente inmovilista escena política marroquí. «Dicen que Marruecos es la excepción. No es cierto: tenemos los mismos problemas que los demás países árabes», dice Selma, aunque sí que hay una diferencia: el rey, la clave de la estabilidad marroquí, al que nadie critica.
De los políticos tienen una opinión simplemente mala. «No se preocupan por la gente. Son corruptos. Necesitamos una nueva generación de políticos», suelta Ikram el Mesbahi, la más joven (19 años) y tímida de los cuatro. «Ahora, tras el éxito de las marchas, se están apuntando», añade. Pero los jóvenes opositores prefieren seguir a lo suyo. «Está bien si quieren apoyar nuestras reivindicaciones, pero no tenemos ningún motivo para hablar con los partidos», apostilla Abdallah.
Saben que tienen a todo el país observando, analizando cada uno de sus movimientos. Pero seguirán pidiendo libertad, democracia y dignidad, como hoy, que volverán a salir a la calle con motivo del Primero de Mayo, y lo volverán a hacer el próximo día 8, en una gran marcha convocada en Marraquech por el atentado que ha costado la vida a 16 personas. «Sólo queremos democracia», recitan al alimón los cuatro, que empezaron siendo 25. Y ya son muchos más.
Derrotar al islamismo
«Detrás de nosotros no hay nadie, ni islamistas ni izquierdistas», afirma Abdallah. Están solos y les molesta que los acusen de connivencias con los islamistas, a los que critican porque «con ellos no se pueden debatir ideas». Abdallah considera que sólo se puede derrotar al islamismo desde la democracia: «La única forma de luchar contra ellos es cambiar el sistema para tener más justicia».
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